Alfombra roja y adoquín sucio. Pocas personas pueden pisar ambas superficies en un lapso tan corto de tiempo. Alex Borstein es una de esas personas. La multipremiada actriz, triple ganadora del Premio Emmy por “The Marvelous Mrs. Maisel” o “Padre de familia”, pone voz a Lois Griffin desde hace veinte años, combina las apariciones en la meca del audiovisual con proyectos personales al otro lado del charco. Si hace unos meses presentaba en Barcelona un modesto musical (“Tittle Of The Show”), esta misma semana se estrena con Alex Borstein & The Amstergang en Barcelona (24 octubre, El Llantiol) y Madrid (25 octubre, Café Berlín) con los primeros sold out en el cartel.
Desde la capital catalana, su residencia ocasional desde 2016, atiende a Mondo Sonoro, siempre chispeante y ácida, con Salva Rey (The Pinker Tones) y Eric Mill, con los que comparte proyecto. Una suerte de stand up comedy musical donde, desde el humor y con ukeleles, los tres hilan su propia historia de la música. LCD Soundsystem, Los Panchos y algo de política, sobre todo desde los feminismos, en los textos. Algo está claro, los focos no han cegado a Borstein estos años de éxitos: “Cuanto más pequeño es el sitio, más live”.
¿Cómo pasas de ganar varios Premios Emmy con “The Marvelous Mrs. Maisel” a montar un trío musical en Barcelona?
(Alex) Me vine a Barcelona en septiembre de 2016. No conocía a nadie. Un amigo de Estados Unidos me dijo que hablara con Eric. Enseguida nos hicimos amigos. Y él me propuso conocer a Salva.
¿Así de sencillo?
(Alex) Todavía más: nos fuimos juntos un finde de cumpleaños a Amsterdam. Nos vimos por primera vez en el aeropuerto y estuvimos unos días juntos teniendo el mejor tiempo de nuestras vidas. Al principio estaba nerviosa y cuando conocí a Salva pensé que era un asshole [un idiota]. Con su bufanda… [ríe] Pero estaba muy equivocada. Escuchamos mucha música juntos y cantamos, y algo creció.
¿Qué músicas eran?
(Alex) Empezamos a escuchar, cambiar las letras, hacer versiones de temas de Queen, David Bowie, LCD Soundsystem… Pero poco a poco empezamos a hacer cosas más allá, cosas que nos hacían reír. Y pensamos que podían hacer reír a más gente. Yo hace años que hago stand up y escribí piezas para entre canción y canción. Así nació Alex Borstein & The Amstergang.
¿Por qué escogiste residir en Barcelona?
(Alex) Quería vivir fuera de Estados Unidos por un año. Pensé en Hungría, de donde es mi familia. Pero el hungaro… Ufff. Y entre el chino y el español, dos lenguas con mucha salida… [ríe] Pues me quedé con España, donde ya de joven hice un intercambio en la escuela. Eché diferentes solicitudes para los coles de mis hijos y me lo dieron aquí. Me enamoré en Barcelona. Siempre que tengo tiempo, vuelvo.
¿Trabajas en otras cosas aquí?
(Alex) En tener mucho sexo [ríe] No, es broma. Esto nos está llevando mucho tiempo y también he estado trabajando duro en el script de una película y tengo lo de “The Marvelous Mrs. Maisel”, en mayo me voy de nuevo a Nueva York… ¡Y estoy intentando aprender castellano entre tanto! No tengo tiempo para más.
Vuelvo a Amsterdam: ¿Qué más músicas hubieron en esa habitación?
(Alex) La primera noche estábamos sentados, fumando, escuchando en los móviles...
(Salva) Luchando contra el Bluetooth...
(Alex) Él [señala a Eric] nos enseñaba a bajistas y a músicos africanos, porque tiene una banda de ese rollo… Yo nunca había oído eso. Y Salva, piezas clásicas, blues… Cosas muy diferentes. Nunca pensé que aquello pudiese ser un matrimonio musical. Sobre todo porque siempre amé cantar, pero de pequeña fui a una audición y me dijeron que no tenía oído. Con doce años pensé: “Pues nada, no cantaré más”. Hasta mucho más tarde, en Mad TV, no me puse a experimentar de nuevo con la música y a coger algo de confianza… En Barcelona, al poco de vivir aquí, hice un pequeño musical. Ellos vinieron y me dijeron que no era tan ‘tone death’. Fue en el Teatre Almería, una cosa muy pequeña y divertida. Pero fue todo un reto vocal.
(Eric) Cuando hiciste ese musical cojiste confianza y los tres vimos que podíamos hacer cosas, sin duda. Y suerte, porque honestamente, ha sido una maravillosa experiencia. Algo muy importante es que nunca trabajamos con la intención de hacer algo profesional, nuestra relación con la música fue la de tres amigos. Fue sorprendente lo rápido que evolucionó desde las canciones que nos gustaban hacia algo con vis cómica y muy personal.
(Salva) Fue muy clave cuando pusimos esas canciones juntas y ella nos trajo una idea de monólogo, una historia. Pasaron de ser covers a algo evolucionado.
(Alex) Me gusta que haya una mezcla de canciones versionadas, que la gente conoce, y luego cosas originales y remixes que el público tiene que abrazar como nuevo. Es una buena mezcla.
(Eric) Me encanta lo orgánico que ha sido. Muchas veces estás con músicos con los que no te gusta trabajar o con gente a la que no verás más. Pero estar en un proyecto con dos personas a las que amas es maravilloso.
¿Hay algo de música española en el repertorio?
(Salva) Hay un número en español. La canción es “Quizás” de Los Panchos. Y lo mezclamos con otras canciones.
(Eric) No te diremos con cuál está mezclada… [ríe]
(Alex) Definitivamente, tengo que mejorar mucho mi español.
Hablabais de confianza, ¿es eso clave para hacer un show más humorístico?
(Alex) Sí, es confianza. Probar y que no te juzguen.
(Salva) Ninguno de nosotros somos genios, pero tenemos skills como para hacer más o menos lo que queremos.
(Alex) Yo no tengo mucha idea de instrumentos, solo toco una con ukelele, dos canciones con chelo, pero amo la música. Y les pido si se puede hacer algo y lo hacen. Eso es genial.
¿Y ellos no actúan?
(Alex) Bueno, hay cositas que pasan sobre el escenario, sí… [se sonríe]
(Eric) Espero que esa parte crezca con el tiempo, sí. Yo sólo tocaba el bajo, pero por ejemplo espero aprender más sobre hacer coros.
(Alex) Algo que me gusta es que seamos solo unos pocos instrumentos y tres voces… No hace falta mucho más.
(Salva) Claro, la imaginación se acentúa.
(Alex) Hay mucha verdad. Y el monólogo se vuelve político también: mi experiencia como parte de muchas otras. Y eso la gente lo disfruta.
¿Qué mensajes hay?
(Alex) Hay algo de feminismo fuerte. Pero también antifascismo.
Es un buen momento...
(Alex) Lo es [ríe] Todos tenemos backgrounds muy diferentes y a la vez los mismos. Hay verdad, algo sobre lo que la gente puede sentirse identificada.
Estrenais en un teatro muy pequeño. Acostumbrada a los focos, ¿qué tiene de atractivo volver a esos espacios?
(Alex) Tienes más contacto con la gente, ves las caras y tienes reacciones inmediatas. Sabes cuando triunfas y cuando no. Solo en un escenario pequeño sabes si triunfas y o no. Y no hay nada mejor que eso. Ahí ganas improvisación. Nadie esperaba que en Nueva York hubiese esa mujer delante de todo…
(Salva) Te dio un par de chistes buenos… [ríe]
(Alex) Live performance se llama así porque es directo. Cuanto más pequeño es el sitio, más live. No sientes lo mismo en un sitio enorme, allí no puedes ver las caras.
¿El espectáculo está pensado solo para esos pequeños aforos, entonces?
(Alex) Eso lo sabe el manager.
(Eric) ¿30.000 personas?
(Alex) Wembley. ¿Pantalones blancos? Fuera bromas queremos hacer Londres, Amsterdam... Muchas ciudades. Eso es lo importante. Ya estoy reescribiendo cosas para cada sitio. Porque lo que funciona en Nueva York puede no funcionar aquí; hay que esforzarse porque todo sea universal.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.