Para dilucidar si se trata de un paso atrás o adelante nos volvemos a encontrar con el bocazas Per Stålberg, que se muestra, en esta ocasión, menos elocuente y suelto con el inglés. El guitarrista/cantante recapitula: “Creo que seguimos teniendo la misma actitud ante la música, intentamos hacer lo que queramos sin ponernos ningún límite. Cuando empezamos con Division Of Laura Lee estábamos hartos de la escena hardcore, no queríamos tocar ese estilo. Queríamos sonar como Fugazi y, en cierto modo, eso era hardcore para nosotros, pero no en plan Gorilla Biscuits (...). En un principio ni siquiera pretendíamos hacer canciones, sino algo que ofendiera a la gente, que sobresaltara vernos sobre el escenario... Nos tenía sin cuidado si sonábamos compactos en disco o no. Los primeros doce temas que grabamos se registraron en dos días, todos ellos. Y ahora hemos tenido tres meses. Puedo estar de acuerdo en que quizá no suena a lo que éramos, pero la mentalidad y el espíritu son los mismos”. El cambio es indudable. Parece como si el cuarteto hubiera acrecentado influencias como The Jesus And Mary Chain, Black Rebel Motorcycle Club, My Bloody Valentine o Joy Division, y su faceta harcore hubiese puesto tierra de por medio definitivamente.
| "Desde la guardería te enseñan cómo debes ser, solo que quizá quieres ser otra cosa" |
El resultado, bien aderezado con pedales varios, es a menudo abrasivo. ¿Se trata de una mutación consciente? “Nunca jamás”, asegura el peculiar frontman. Más bien lo atribuye a dos años de gira por todo el mundo “como construyendo el sonido todavía más”. Su propuesta poco tiene que ver con The Hives, y, sin embargo, la crítica no ha dudado en referirse a ellos como segundos de a bordo en esa “invasión sueca” capitaneada por los hermanos Almqvist y compañía. “No me cansa, sólo pienso que es extraño, aunque no pasa nada. No queremos perder el tiempo con ese tipo de cosas, sólo queremos tocar nuestra música y mostrar nuestro mensaje. Nos pueden comparar con The Who, The Hives o The Quien Sea, nos da igual. Siempre seremos Division Of Laura Lee y creo que nos las hemos apañado bastante bien por nosotros mismos”. En esa cimentación sonora a la que el interlocutor hacía referencia han jugado un importante papel The Soundtrack Of Our Lives, pues la mitad del grupo hace acto de presencia en “Das Not Compute” y han vuelto a grabar con su bajista, Kalle Gustafsson. Más sorprende la aparición de Nina Persson en el corte “Dirty Love”. “No sabíamos que Nina estaba haciendo esto, no estuvimos con ella. Fue nuestro productor quien se encargó de ello. Ni siquiera nos comentó quién era. No sé... está guay tenerla en el disco, pero The Cardigans nos importan un carajo, eso fijo”. Je, Stålberg vuelve a las andadas. Como despotricar parece ser lo suyo, se le insta a comentar las letras de un nuevo álbum cuyos títulos –“Somos números”, “Fábricas interminables”– parecen contener un pesimismo evidente. “Estás en lo cierto. Hay mucha frustración y ansiedad ante la sociedad de hoy en día. Lo que no entendemos es cómo alguna gente parece disfrutar con lo que pasa, o simplemente les da igual, ni siquiera piensan que hay algo raro en el mundo”. Esta respuesta es un tanto críptica. Explíquese. “La guerra, o cómo te sientes en tu adolescencia, todo el estrés y la educación que tienes que recibir. (...) Yo ni siquiera he ido a la escuela, porque estaba en contra. Pero vi cómo la gente se destruía con lo que pensaban que era lo correcto. Desde la guardería, a los tres años, te enseñan cómo debes ser, sólo que quizá quieres ser otra cosa”. Tal vez por ese motivo Division Of Laura Lee echaban a andar hace siete años. Los inicios de su trayectoria han sido rememorados con acierto por Lovitt Records merced a la recopilación “97-99”, que veía la luz el pasado año. “Me gusta. Bueno, me gusta el sentimiento”, afirma un Stålberg que no descarta tocar alguno de esos temas en directo. Todavía hay tiempo para hablar sobre el gran Edward Norton, quien se acercó a charlar con ellos tras uno de sus conciertos en Estados Unidos (“supongo que es un seguidor”) y de la relación de la banda con la industria discográfica. “No nos gusta en absoluto, pero [es necesaria] para ser un gran grupo, que es lo que buscamos, puesto que quienes escuchan la radio y ven la televisión necesitan buena música... y ya sabes, queremos estar allí para ellos”.
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