Mamá para cenar

Tras el enorme (y justificadísimo) éxito del descacharrante “Lamentaciones de un prepucio” (Blackie Books, 16), Shalom Auslander regresa con “Mamá para cenar”. El neoyorquino reaparece definitivamente confirmado como el escritor judío de moda, entre otras cosas, por esa capacidad suya cuando se trata de sacar punta al asunto en cuestión y aprovecharlo en beneficio propio.

Aunque de manera menos evidente que en el que hasta ahora es su título más popular, el autor vuelve a utilizar sus creencias religiosas –a medio camino entre impuestas y aceptadas– y la encrucijada que estas le plantean para idear buena parte de la línea argumental del presente volumen. Porque el libro presenta la sorprendente historia de una familia de caníbalomericanos –los Seltzer– criada en torno a ese canibalismo promulgado con rigidez por Mudd Seltzer, madre de una numerosa troupe. La misma que ya en el lecho de muerte dejará, como despedida y a modo de último deseo, una difícil encrucijada a sus hijos, apostando una vez más por las más ancestrales tradiciones de su estirpe. La prole –encabezada por Séptimo– resulta así “invitada” a devorar a su progenitora, como condición inexcusable para cobrar la consiguiente herencia.

Una trama algo surrealista y disparatada que el autor maneja con soltura hasta armar un libro entretenidísimo y muy divertido, pero que al mismo tiempo levanta no pocas cuestiones morales, algo veladas para evitar caer en la obviedad, pero lo suficientemente explícitas como para motivar la reflexión paralela. De este modo, Auslander es capaz de meter en el mismo saco tradiciones, corrección (o incorrección) política, convicciones sociales, dualidades, la constante (y agotadora) indignación latente en la sociedad actual ante casi todo, o el poder que creencias y las propias religiones tienen en las personas. Un cóctel explosivo que, convenientemente agitado, se concreta en un total de casi trescientas páginas cargadas (cargadísimas) de ironía y esa chispa inteligente con la que Auslander dota a sus textos, la misma con la que proyecta conflictos psicológicos como la pérdida de un ser querido.

Aun situado un par de peldaños por debajo del mencionado “Lamentaciones de un prepucio” –el listón rayaba en la categoría de imprescindible–, no cabe duda de que “Mamá para cenar” es un nuevo acierto en el currículum de Shalom Auslander. Un escritor al que, a estas alturas y dadas su frescura y agudeza, resulta poco menos que obligatorio seguir la pista, esperando próximas entregas en las que presumiblemente volverá a compartir su tono narrativo y un peculiar humor negro de lo más irresistible.