Hay algunos horrores que no deberían existir, que no deberían necesitar páginas y páginas para ayudar a escritores y lectores a procesar traumas, que no tendrían que difundirse para que los afortunados que no los hemos sufrido podamos atisbar a comprenderlos, que no nos deberían hacer decir “este libro es necesario”. Pero este libro es necesario. Porque hay millones de Kudryavkas en el mundo, millones de niños y niñas forzados, agredidos y violados por adultos, y quizás la ficción aporta una distancia que permite abordar semejante barbarie sin que resulte intolerable.
Xenia García, ganadora del premio Fernando Quiñones de Unicaja con esta novela, escribe la historia de Pepa, el Hombre, el Hijo y la Niña desde una perspectiva de outsider, habiéndose provisto de información a partir de una investigación bibliográfica y archivística, y llegando al extremo de ponerse en contacto con un pedófilo a través de la dark web para intentar comprender sus motivaciones. Y es probablemente esta perspectiva lo que no le permite dotar a su relato de la crudeza e intensidad que de lo contrario podría lograr .
Aunque los hechos que relata no necesitan ornamentación alguna para resultar atroces e impactantes, su estilo excesivamente vulgar unas veces y un tanto pretencioso otras les resta una parte de su potencial factor “piel de gallina”. Esto, sin duda, no sería criticable si el texto se tratase de una forma de terapia para una superviviente, como lo es, de hecho, dentro del universo de la novela. Pero tratándose de una mirada externa, como se puede extraer de las declaraciones de la autora, es decididamente un punto en su contra, y llega a generar dudas sobre si ésta es su historia a contar.
Recuerda comprobar las advertencias de contenido sensible antes de leer este libro.
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