The Kinks. Música, cultura y sociedad

Hagamos un viaje en el tiempo: estamos en Londres, en 1940, y la Segunda Guerra Mundial prácticamente acaba de empezar. Una familia de clase media, los Davies, no huye de la ciudad, asediada por los bombardeos, sino que se instala en un barrio de clase media llamado Muswell Hill. Allí, en una casa situada en el número 6 de Denmark Terrace, nace en 1944 Ray Davies, el protagonista de este libro, y el protagonista también de parte de la historia de la música del siglo XX.

The Kinks. Música, cultura y sociedad, publicado por Milenio, no es una biografía de The Kinks, es un proyecto mucho más ambicioso al que su autor, Javier de Diego Romero, se ha enfrentado durante cuatro largos años, y en el que ha realizado un retrato minucioso del contexto social y cultural en el que nació, creció y triunfó el mítico grupo inglés. A lo largo de sus casi 400 páginas observaremos los pasos de nuestros protagonistas, y asistiremos a los cambios producidos en un país como Reino Unido desde los años 40 hasta la separación del grupo, en los 90.

El libro, además, hace un buen recorrido por la explosión musical que se produjo en Reino Unido a partir de los 60, el denominado beat boom, y viaja al mítico swinging London en el que la moda y el cine también tuvieron su papel protagonista. Estructurado de forma cronológica para entender bien la evolución y trayectoria del grupo, analiza además minuciosamente cada uno de sus discos y muchas de sus canciones emblemáticas, y también deja espacio para hacer interesantes incisos sobre temas como las famosas art schools inglesas, de donde saldrían grandes músicos y artistas, como el propio Ray Davies; el boom del sonido hindú que tanto influyó en los grupos del momento; la dicotomía entre pop y rock que surge a finales de los 60; o la llegada del punk. Y, por supuesto, no faltan las anécdotas y los chismes, que al fin y al cabo son los que determinan las leyendas de los grupos de rock.

The Kinks era un grupo de su época, pero no el típico grupo de su época: “Mientras que todos los demás pensaban que lo hip era tomar cuantas drogas pudieran y escuchar música en estado de coma, The Kinks estaban cantando canciones sobre amigos perdidos, cerveza de barril, motociclistas, brujas malvadas y gatos volantes”, declaraba Ray Davies, aunque esto no podía aplicarse a toda la banda, ya que durante un tiempo su hermano Dave se convirtió en la clásica estrella del rock que no escatimaba en excesos de todo tipo. Lo cierto es que el grupo nunca llegó a encajar del todo en las corrientes dominantes debido a la fuerte personalidad de Ray, que siempre se mofó del swinging London, de la contracultura y hasta de la psicodelia. Aun así, considerándose outsiders y orgullosos de serlo, no pudieron evitar dejarse influir por el punk, la new wave o el rock duro. También el reggae llamó la atención de Ray, un género popular en el Reino Unido de entonces.

Aunque en el libro se cuentan las aventuras y desventuras del grupo, evidentemente se hace hincapié en la figura de Ray, un tipo introvertido, solitario, muy implicado con los problemas de la clase obrera, al que la fama le venía un poco grande, las fans le agobiaban y las giras le agotaban, aunque todo eso no impidió que con el tiempo se transformara en un auténtico showman. Fue siempre un individualista, un espíritu romántico, que huía de cualquier cosa que supusiera “seguir a la manada” y además no consumía las drogas de moda, como el cannabis y el LSD. La banda tuvo casi desde sus inicios muchos problemas internos, en parte debidos a que Ray no era un tipo fácil. Sus crisis nerviosas, su perfeccionismo y sus arrebatos de mal genio daban lugar a situaciones que en su momento debieron ser bastante dramáticas, pero que al ser leídas hoy día resultan hasta hilarantes.

En definitiva, The Kinks. Música, cultura y sociedad, es una lectura más que amena, recomendable para cualquier persona, fan o no del grupo. Si no se es fan, puede que este libro incite a más de uno a escuchar la discografía de la banda, y si ya se es fan se disfrutará de lo lindo devorando nueva información sobre la idiosincrasia de The Kinks.