Horizonte

Creo que esta anécdota ya la he contado antes, pero en una ocasión le pregunté a mi buen amigo Carlos Zanón qué era la poesía. Esta era una pregunta con algo de maldad, lo reconozco. Y es que tenía la impresión de que, de unos años a esta parte, cualquier manifestación escrita colocada en forma de verso, ya era tildada de poesía. Su respuesta fue tan simple como directa: “poesía es cualquier cosa que te haga sentir que estás leyendo poesía”. No entraré más en esa definición aunque si la analizan contiene muchísimas cosas. Aunque yo me quedo con el “sentir”. Porque eso es lo que hace Kepa Arbizu con su primer libro, “Horizonte”, que, evidentemente –después del rollo ya lo habrán adivinado– se engloba en el género poético. Yendo un poco más allá diría que hablamos de poesía breve.

La forma de escribir de Arbizu es directa, fugaz, concisa ¿Significa eso que estamos ante una obra poco intensa? ¿Leve? ¿Frugal? Pues no exactamente, y ahí está el mayor de sus méritos. Porque el bilbaíno toca la fibra. Sabe encontrar esas grietas, esos puntos débiles del lector que hielan la piel, que arañan el alma. Así que solo queda animarle a que esto sea el principio de algo. A que las cosas no se queden en estas apenas setenta páginas que dejan con demasiadas ganas de más. Sabíamos –y ustedes lectores de esta revista también– de su pericia en la crítica musical, pero ahora hemos descubierto, y ya me permitirán que lo defina así con todas las letras, un soberbio poeta.