Horrorstör

Las páginas de este libro transcurren entre sofás Brooka, soluciones de almacenaje Drittsëkk, mesas Arsle, cocinas Wanweird, estanterías Kjërring, armarios Mesonxic y sillas Hügga. Parece el catálogo de una conocida multinacional sueca de muebles pero no, es una novela de terror escrita por Grady Hendrix. Que yo sepa el autor no tiene nada que ver con el malogrado Jimi, pero algo del genio salvaje del guitarrista sí que hereda de su apellido al imaginar esta historia y ser capaz de transcribirla en casi 250 páginas.

Ambientada en una mastodóntica tienda de muebles como las que todos conocemos, la filosofía de la empresa retratada es clara: “Un empleo es lo que tiene un tipo en una gasolinera. La gente de Orsk tiene un trabajo. Es una vocación, una responsabilidad para con algo que es más grande que tu mismo. El trabajo te proporciona una meta. Te permite construir algo que perdurará en el tiempo cuando ya no estés”.

Hasta aquí todo más o menos normal; las malas noticias les llegan a los empleados/protagonistas de “Horrorstör” cuando descubren que la tienda se construyó sobre una antigua penitenciaría, donde los castigos de los penitentes estaban diseñados para redimir sus almas y, por desgracia para ellos, se siguen oyendo los ecos de los alaridos de los muertos. Y no solo los ecos…

Al principio la atmósfera de este libro es desenfadada pero el mal rollo va creciendo conforme vas pasando páginas. Intuyo aquí elementos de “Alien”, “El Sexto Sentido” y “Abierto hasta el amanecer” entre otros y, sin duda alguna, esta historia es carne de pantalla. Además Hendrix deja el final abierto, con lo que habrá segunda parte seguro.