Hija de inmigrantes

Cuando leo un libro en el que se relatan las vivencias de una persona siempre acabo preguntándome cuánto de autobiográfico hay en esas páginas. En el caso de “Hija de inmigrantes”, la autora narra algunos episodios de la vida de Lunja, una niña inteligente y valiente que se ha visto obligada a construirse una coraza emocional para protegerse de los constantes ataques que sufre.

La protagonista del libro pertenece a la etnia de los imazighen, un pueblo originario de la región del Atlas marroquí, pero crece en Segur de Calafell (Tararagona). Los episodios traumáticos los sufre en el colegio (los profesores y compañeros pronuncian su nombre erróneamente, no puede ir de colonias o el color “carne” con el que pinta no es el mismo color que utilizan sus compañeros), en el seno de su familia (esconde como puede su primera menstruación y presencia un gran choque cultural cuando viaja por primera vez al pueblo natal de sus padres), en la calle (tiene pánico a la policía) e incluso en el hospital (la violan estando sedada tras una operación).

“Los traumas, la pobreza, la exclusión, ser hija de inmigrantes… Todo eso nos ha arrebatado la infancia. Hemos crecido antes de tiempo. Y ahora, de adultas, la niña indefensa que fuimos nos visita en momentos que son completamente normales para cualquier mujer. Nos sentimos frágiles. Con falta de confianza en nosotras mismas”. Y, para recuperar algo de esa confianza y de esa fortaleza perdidas, Lunja acude a terapia con el fin de superar sus traumas infantiles.

En su primera novela, la filóloga y activista Safia El Aaddam utiliza un lenguaje sencillo y expresiones fáciles de seguir para que cualquier lector pueda empatizar con el drama diario que viven las personas que se han visto obligadas a emigrar. Y, aunque sea fácil perderse con las tradiciones árabes, los términos lingüísticos que utilizan y todos los nombres de la familia numerosa de Lunja, vale la pena hacer un poco de esfuerzo y conocer esta historia. ¿Para qué? Pues para hacer todo lo que esté en nuestras manos para que no se vuelva a repetir.