Engañar al mundo. La historia oral de una banda llamada Pixies
LibrosJosh Frank Y Caryn Ganz

Engañar al mundo. La historia oral de una banda llamada Pixies

7 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 10-12-2023
Empresa — Liburuak

Hacía tanto tiempo de esto que ya pensaba que lo había soñado: a principios de los 2000 trascendió el rumor de que las canciones de los Pixies serían objeto de un musical. Sí, uno de esos de Broadway. Con actores de carne y hueso. El eco de la noticia, que llegó a los medios especializados españoles, se fue disolviendo como un azucarillo. Nunca más se supo. Supongo que el hecho de que los cuatro fantásticos de Boston se reunieran de nuevo para una gira tras doce años separados, en 2004, contribuyó a sepultar aquel runrún, que además había brotado en un tiempo en que todo lo que se publicaba en internet no era tan fácilmente rastreable como ahora. El responsable iba a ser el escritor, productor y dramaturgo Josh Frank, autor de este libro, a quien seguramente le vino estupendamente el trabajo de campo que ya había comenzado a trazar para enhebrar esta historia oral, que escribió a cuatro manos con la periodista Caryn Ganz y publicó originalmente en 2007. Ahora nos llega traducida al castellano y publicada por Liburuak, contribuyendo a paliar cierto déficit bibliográfico sobre ellos: teniendo en cuenta su enorme peso e influencia en el rock de los últimos treinta años, no hay muchos libros sobre Pixies. A bote pronto, solo recuerdo el que Ben Sisario escribió sobre "Doolittle" (1989) en 2006 (aquí publicado en 2010 por Libros Crudos) y mucho antes el que Jordi Bianciotto publicó en 1995 en aquella colección de la editorial La Máscara.

Personalmente, esa carencia editorial tampoco me pesa demasiado: creo que el hechizo de su música es tan visceral, atávico, telúrico, brutal, instintivo, indescifrable o como demonios lo queramos llamar o adornar, que es complicado de describir con palabras. Todo está en los surcos de sus discos. Pero el plus que aporta esta historia oral es conocer su bacheado (por las disensiones personales, más que por lo creativo, que siempre rayó entre lo notable y lo sobresaliente) trayecto de primerísima mano, con los recuerdos de sus cuatro miembros, de todos quienes formaron parte de su órbita (disqueros, productores, managers, familiares, periodistas) e incluso de otros músicos que siempre los tuvieron en un pedestal: Pixies pusieron de acuerdo a David Bowie, Bono, PJ Harvey, Beck, J Mascis, Ian McKaye, Liz Phair, Billy Corgan o Perry Farrell, y casi todos aparecen aquí para dar su opinión.

El libro, con traducción de Eva Borrallo y Lucía Rodríguez, viene muy bien, entre otras cosas, para saber por qué siempre tuvieron más éxito en Europa que en su propio país, cómo de importante fue el papel jugado por sus amigos Throwing Muses a la hora de fichar por 4AD y darse a conocer, cuán fulgurante fue su ascenso a la más alta pasarela del rock alternativo (bueno, nadie lo llamaba así entonces) de la época – entre 1987 y 1992 – y cómo de profunda era la brecha que se abría entre Black Francis y Kim Deal conforme iban publicando discos, ganando adeptos y girando por el mundo, hasta que el primero zanjó la aventura con aquel infausto fax. El relato coral se detiene recién empezada su segunda etapa, antes de que Kim Deal abandonara la nave (luego vendrían Kim Shattuck y Paz Lenchantin) y de que volvieran a publicar álbumes con material nuevo, ya bien entrado este siglo.

 

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