El libro de las distancias y el frío

El primer poemario de la madrileña Belén Cuesta –finalista en 2017 del concurso El Club de los Poetas Vivos– es un delicado compendio de poemas que tienen como hilo conductor el desamor, la ruptura: tema clásico donde los haya, que ha producido toneladas de versos y canciones desde la noche de los tiempos.

Inspirada por autores españoles clásicos de la altura de Vicente Aleixandre o Blas de Otero, Cuesta encuentra ese difícil punto de equilibrio entre lo estético y lo reflexivo. Pero sobre todo, nada en “El libro de las distancias y el frío” suena forzado, falso o impostado, condición sine qua non para que el noble género de la poesía alcance vuelo y llegue a buen puerto.

El librito se estructura en tres partes bien delimitadas, que nos llevan de la causalidad a las distancias y el inevitable frío. Algunos de los poemas son tan concisos y sugerentes como medidos y lacónicos haikus japoneses que dejan volar la imaginación, otros son más generosos en versos siempre libres. La autora apuesta en todo caso por una sobria y atemporal contención hoy a contracorriente. Poemas como “Bromazepan” o “Escarcha” expresan con sincera sencillez, sutileza y una nada desdeñable carga de profundidad, emociones tan poderosas como la pérdida o el anhelo, cuya verdad sigue alimentando la inspiración de todo tipo de artistas.

Las treinta y ocho piezas están acompañadas por un puñado de ilustraciones/collages que complementan una edición hecha con gusto; se pone de manifiesto cómo la poesía, pese a todos los cambios y fatuas moderneces que nos asedian, cuando se hace con sinceridad y respeto por el género, sigue siendo uno de los vehículos expresivos esenciales para comunicar los sentimientos íntimos y universales que nos definen y unen como seres humanos.