El castigo de Sísifo

Siendo el freestyle y la improvisación en batallas de gallos lo contrario a la reflexión y a la pausa de la poesía en cuanto a la forma de creación, el trabajo que ha hecho Blon en “El castigo de Sísifo”, su tercer poemario tras “Hemisferios” y “Eternamente”, está muy por encima del que realizan otros poetas que vienen del rap de su generación, más entregados a la sucesión de imágenes curiosas que a desarrollar un verdadero espíritu poético, cosa que sí sucede en el último libro de Blon.

No solo eso, sino que es un gusto para el lector algo avanzado de poesía, descubrir el respeto por lo clásico que se respira según va avanzando el poemario. Por un lado, en la temática, que rememora a través de la poesía diferentes mitos del mundo clásico con bastante buen gusto y relacionándolos con temas y problemas del presente como puede ser el cambio climático. Por otro, con referencias cultas en la forma. Hay en “El castigo de Sísifo” un atrevimiento por las estrofas clásicas que se agradece. Sonetos o décimas aparecen salpicando estas páginas; aún faltos de la pulcritud técnica que ofrecen autores más consagrados (y viejos), hay en Blon las bases de un buen poeta con recorrido más allá del traspase comercial de la improvisación a la lírica negro sobre blanco.

“El castigo de Sísifo” es una sorpresa más que agradable en el actual panorama poético. El libro se ha colado en las listas de más vendidos desde su lanzamiento y nada lo saca de ahí, buena señal, ya que muchos jóvenes que no están acostumbrados a leer poesía fuera de los versos –si se les puede llamar así– blancos y cojos con los que nos torturan muchos poetas y poetisas de Instagram.

Así Blon gana por partida doble. Por un lado, crece en su faceta poética al sumirse en un trabajo concienzudo, fuera de los márgenes de la poesía de la experiencia. Por otro, marca un camino a seguir para quienes quieran seguir creciendo como poetas, pero también como lectores, si vienen de otras disciplinas con otros códigos.