No tengo ni idea del sentido del humor que se gastan los australianos, pero sí sé que echaré en falta las historias rocambolescas del malogrado Kenneth Cook y su relación con los más extraños animales de su tierra. Este nuevo volumen de relatos no hace sino completar una divertidísima trilogía que, por suerte, Sajalín ha publicado en castellano en nuestro país.
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