¿Quién dijo que en las guerras del futuro las balas fueran necesarias?¿Quién no ha llegado a pensar que el poder de la información y su uso perverso puede ser igualmente letal? Bombardeados día sí y día también con ese bullshit nocivo y contaminante que denuncian los autores, los datos sesgados, las fake news, los bots generadores de bulos y esas tácticas atemporales que jamás pasarán de moda (el uso estudiado de la retórica, los eufemismos, etcétera), nos han convertido no sólo en una masa crédula, sino en una sociedad paralizada por la avalancha de datos que nos aportan diferentes plataformas de comunicación.
Puede que todos estos ingredientes hagan de este libro, traducido por Victoria Pradilla, una herramienta de análisis imprescindible en los tiempos que corren. Sin exigir al lector grandes conocimientos en matemáticas, permite crear una buena didáctica sobre los mecanismos que mueven las estadísticas, sus múltiples sesgos y, sobre todo, la intención maquiavélica que mueve muchos de los titulares informativos. Pese a que su contenido parte de ejemplos concretos en Estados Unidos, es relativamente fácil ver nuestro propio reflejo asustado, sobrevolando sobre sus cuatrocientas páginas.
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