Tal y como ocurre a menudo con nuestros mayores, Yo La Tengo han estado ahí desde siempre, sus canciones nos han acompañado en los momentos buenos y también en los malos, y sin embargo, a pesar de no haber dejado nunca de conceder entrevistas puntualmente con cada uno de sus lanzamientos, pese a parecer siempre dispuestos a hacerse una foto con todo fan que se tropiece con ellos en un festival, los tres de Hoboken siguen siendo para la mayor parte de nosotros perfectos desconocidos. ¿Qué sabemos de Ira, Georgia y James treinta y cinco años y trece discos después de la formación del grupo? Apenas un puñado de obviedades: que Ira y George forman una pareja tan consistente en lo emocional como en lo musical, su condición de fans irredentos de los Kinks, Alex Chilton o Flamin’ Groovies, el vínculo que durante décadas han mantenido con el club Maxwell’s o la emisora de radio WFMU, la celebración anual de Hanukkah, la pasión del trío por la gastronomía en general y las barbacoas en particular,… En realidad puede que precisamente la férrea defensa de la intimidad sea la principal característica que define a un grupo tan emocional como opaco, parapetado desde siempre tras sus canciones para fastidio de curiosos y fetichistas.
A lo largo de las casi 400 páginas que componen “Big Day Coming” no se va a poner remedio a ese misterio. Desconozco si Jesse Jarnow (firma habitual de The Village Voice, The Times, Rolling Stone o Spin) ha conseguido mucha, poca o ninguna colaboración por parte de Yo La Tengo para elaborar esta biografía, si es autorizada o deja de serlo, pero la distancia con la que se cuenta su historia, sin apenas participación oral de sus protagonistas, a veces empuja a pensar que la banda se habría quedado más tranquila si este libro nunca hubiera llegado a salir.
Y eso a pesar de que esta detallada historia de la banda que pasa de puntillas por numerosos aspectos relacionados con su día a día, se centra casi única y exclusivamente en su condición de fans compulsivos y músicos por accidente entregados a la causa del rock. O, por decirlo de otra manera, “Big Day Coming” vendría a ser el reverso de otro libro de la misma colección, “Postales negras”, en el que Dean Wareham no se ahorraba pasajes escabrosos y hasta autoparódicos a la hora de rendir cuentas con sus propios recuerdos. Cierto es que a la hora de narrar el ascenso de la banda a los cielos del indie-rock se aportan algunas pistas del, en ocasiones, entendimiento difícil con managers, sellos o promotores. También que Jarnow se toma su tiempo a la hora arrancar la narración porque la contextualización de los personajes se pierde ahondando en el contexto familiar de Ira y sobre todo de Georgia, hija de dos de los pioneros en el terreno del cine de animación indie en EEUU, Faith y John Hubley. Pero a la hora de la verdad el libro funciona mucho mejor como relato del desarrollo de la escena musical alternativa en el contexto del New Jersey de finales de los 70 y principios de los 80 que como fotografía hiperrealista de la banda.
Esto es, el libro se convierte en un detallista retrato de aquella escena en la que unos primerizos Yo La Tengo compartían escenario con Feelies, Antietam o Eleventh Dream Day, le pegaban un telefonazo a unos primerizos Sonic Youth, Black Flag, Mission Of Burma o los pre Dinosaur Jr. Deep Wound para que se acercaran a tocar a la sala en la que Ira programaba o en la que los fanzines surgidos de la explosión punk se trasformaban por la vía rápida en revistas de relativo éxito (New York Rocker, Conflict,…), también con un joven Ira ejerciendo de corrector de textos o apasionado plumilla. La creación de una distribuidora independiente (Dutch East India Trading y el label asociado Homestead Records), el nacimiento del sello Matador, la guadianesca actividad de los Feelies o las pachangas de softball de la comunidad musical de Hoboken por momentos arrebatan el protagonismo que se les presupone a los autores de “Fakebook”, “Painful” y “And Then Nothing Turned Itself Inside-Out”. A ello ayuda también Jarnow con un relato esencialmente cronológico que en ocasiones vira con volantazos un poco desconcertantes, cambiando el foco sobre el que se su supone que se sitúa el libro. Un mal menor: “Big Day Coming” -con traducción a cargo de uno de los grandes valedores de la banda en España, Ignacio Juliá- es una magnífica recomendación para quienes deseen profundizar en quién, cuándo, cómo y por qué dio vida al sonido y también a la ética indie-rock made in USA.
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