Bang! Un fanzine del cambio (de siglo)

Hay veces en que basta reencontrarte con algo para darte cuenta de que, en realidad, lo echabas en falta. Me ha ocurrido con este libro: no encuentro hoy en día en la inmensa mayoría de medios digitales (o de medios culturales en general) el descaro, la jeta, el sentido del humor, el eclecticismo y la frescura que destilaban los fanzines de los años ochenta y noventa. No se trata tanto de apuntarse a aquello de “cualquier tiempo pasado fue mejor” (no tiene por qué ser así) como de constatar que no es lo mismo un fanzine que un webzine, aunque solo sea por el hecho – diría que irrebatible – de que la necesidad azuza el ingenio, y en los tiempos en los que internet era una quimera, o más bien estaba aún en pañales, la necesidad era mucha.

Libros Walden es la editorial que más está haciendo por recuperar el legado de nuestros fanzines (recordemos el magno "Papeles subterráneos: Fanzines musicales en España desde la transición hasta el siglo XXI", de César Prieto, Manuel Moreno y Abel Cuevas, publicado en 2021), un fermento de cuyas firmas – no lo olvidemos – se abastecieron la mayoría de medios musicales de referencia de aquellos tiempos, y ahora incide con un empeño algo más modesto pero igual de ilustrativo de aquel ecosistema mediático underground: los tres primero números de Bang!, un fanzine peculiar por extemporáneo, porque se publicó ya recién estrenado el siglo XXI, entre 2000 y 2002, en un tiempo fronterizo, liminal, inmediatamente previo al modelo digital en el que vivimos. Eran conscientes de remar ya a contracorriente, como atestigua la jugosa introducción de este libro.

Estas 350 páginas recogen cuestionarios sentimentales desopilantes, atinadas reseñas de discos y películas, jugosas entrevistas con Miguel Ángel Villanueva, Stereo Total, Eugene Chadbourne, Doctor Explosion, Souvenir, Adrian Tomine o Andre Williams y acertados recorridos – previos a la Wikipedia – por las trayectorias de un elenco de artistas lo suficientemente heterogéneo como para transitar del punk al soul, del twee pop al indie rock, del power pop a la chanson gala o al llamado entonces tontipop, haciendo gala de un sano e inteligente descreimiento que contrasta (y me sabe mal repetirme) con la grisor y el tono fatuo, algo pagado de sí mismo, que uno se encuentra hoy en según qué foros, alentados por el masajeo para el ego que suponen una redes sociales que entonces eran ciencia ficción. En la web de Walden, por cierto, se puede adquirir también un nuevo número de Bang!, el #7 (es de suponer que los números 4, 5 y 6 aparecerán en un segundo libro), creado ex profeso para su venta, con contenidos tan oportunamente actuales como un texto llamado “¿Os acordáis cuando el fascismo estaba mal?”.