Agnes

Tras haber debutado con la notable “Infelices”, el herculino Javier Peña retoma sus capacidades para con la trama coral en un giro de ciento ochenta grados, que lo lleva a abordar el thriller psicológico desde una perspectiva, particularmente, galaica.

Con la retranca como forma de comportamiento natural, brota un ramillete de personajes memorable, en el que destaca quien pone título a esta novela, una Agnes que, desde la atmósfera tan especial de Santiago, se adentra en el peligro salvaje de una relación macabra con el exitoso escritor Luis Foret.

Partiendo de este hilo argumental de base, Peña ha construido un puzle narrativo de alto voltaje, que le ha llevado nada menos que cuatro años de inmersión y trabajo. Porque, ante todo, lo que “Agnes” destila es una minuciosidad total y absoluta del lenguaje y de cada giro e inflexión narrativa en el desarrollo de la acción. Aquí todo fluye con vertiginosa facilidad, siempre a lomos de un contexto profundamente santiagués, que llega al punto de reconocer el entorno en el que se mueve Agnes como un personaje más, imprescindible para entender ciertos aspectos de su carácter, tan enfocado en la mirada humorística surgida de las situaciones más negativamente posibles.

En este sentido, la acción transcurre a golpe de supervivencia tragicómica. Modus vivendi que Peña radicaliza a través de una trama plena de soluciones y vueltas de tuerca brillantes, a la hora de aportarnos siempre una doble visión, donde el humor negro no sólo nos socorre de las situaciones más peligrosas, sino que se integra en el cuerpo narrativo de esta novela como si de una atmósfera continua de reconocible extrañeza se tratara. Sensaciones tan ambiguas como descriptivas de un talento como el desprendido por Peña en tan sobresaliente ejercicio literario.