Un libro que pasa demasiado de puntillas por el proceso de formación de la banda y se centra sobre todo en la personalidad y vivencias del que fuera cantante, guitarra y principal compositor de la banda en sus inicios. En concreto el libro pretende desvelar uno de los mayores enigmas del pop de todos los tiempos. ¿Fué el abuso de ácido lo que provocó que Syd desapareciera en vida de la atención de los focos de la fama y se auto-condenara a un ostracismo que lo ha convertido en leyenda?... comentarios hay para todos los gustos... Uno de los más lúcidos e interesantes es el de Pete Townshend (The Who) "Syd era una persona de tendencias psicóticas que consumía LSD y se empujaba a sí mismo hasta el límite... Yo tomé ácido un par de veces y lo encontré increiblemente perturbador. Tengo tendencias psicóticas y lo consideré extremadamente peligroso para mi". Aunque también hay quién opina que su mente creativa no estaba preparada para asumir la esclavitud de la fama. Su incapacidad de someterse a normas y convencionalismos chocaba con las exigencias de pertenecer a un grupo que, de la noche a la mañana, había tenido éxito y eso le obligaba, cómo principal garante de ese éxito, a continuar una carrera constante cuya exigencia acabó con él. Y es que él mismo en ocasiones expresó su disconformidad con el echo de que el proceso creativo pudiera estar enclavado en una maquinaria industrial como la que se estaba gestando en esos primeros años del pop. La industria musical fagocitó a uno de sus tempranos heroes. Pero no fué el único. Otro caso Británico ilustre es el de Peter Green. El excelente guitarrista de Fleetwood Mac sufrió una crisis parecida al abandonar el grupo a principios de 1970, incapaz de digerir el éxito económico. No podía soportar que le pagaran una fortuna por tocar la guitarra, mientras millones de personas se morían de hambre. Tras la separación su descenso a los infiernos fue más doloroso que el de Syd e incluso pasó temporadas viviendo como un auténtico indigente, cosa que nunca le sucedió a Barrett que por muy trastornado que estuviera, contó siempre con el apoyo de una familia muy protectora (en especial su madre y hermana) con los que pasó largas temporadas viviendo en su casa de Cambridge, sin apenas contacto con el exterior, pintando y destruyendo luego sus cuadros... eso sí, siempre con la ayuda económica que le proporcionaba cobrar los cheques de royalties que tres décadas después todavía le permitían vivir de forma holgada.
Lo cierto es que el enigma de Syd Barrett continuará y seguirá engordando la leyenda. Es posible que incluso acabe en película si Roger Waters (bajista de Pink Floyd) lo permite (hasta ahora ha paralizado cualquier iniciativa, sabedor de que se va a poner de relieve lo importante de la figura de Syd en el proceso de formación de Pink Floyd y cómo el resto de integrantes quedaban relegados al papel de simples comparsas). En el supuesto filme, mostrarán cómo un chico atractivo, afable y simpático se va transformando en un alma atormentada y cada vez más ausente, hasta su total desaparición. Un alma que se auto-condeno a una vida que minimizaba los contactos con el exterior y cuya actitud propició que la leyenda se agrandara hasta límites insospechados. Hasta tal punto que los avistamientos de Syd eran narrados en la prensa o en los fanzines como si de un espectro se tratara. Un muchacho que jugó demasiado con el fuego peligroso del ácido y se quemó definitivamente. Quizás el primero en ser consciente de sus limitaciones era él y no pudo soportar la presión de ser considerado algo así como el Lennon de la psicodelia, pero no cabe duda que su visión primigenia de la música contribuyó a forjar un nuevo camino en el campo creativo que aún hoy perdura con fuerza.
A ver si se atreven a publicar por aquí "Eye Mind: The Saga of Roky Erickson and the 13th Floor Elevators, The Pioneers of Psychedelic Sound", que viene a ser más o menos lo mismo, pero sobre sus primos pobres norteamericanos...
Hombre no creo que sea una cuestión de atrevimiento, sino de derechos y royalties... la figura de Syd en Europa vende más libros que la de Erickson (y tampoco creo que demasiados), pero seguro que los de Munsters Books se lanzarían a ello si fuera mínimamente rentable, porque me juego algo a que son fans.. la verdad es que hay muchas similitudes entre los efectos del ácido en el tejano y el inglés y cualquiera que haya tomado LSD, sabe de los peligros que tiene si tu cabeza no está bien amueblada (e incluso estándolo)... hay otro caso mítico que es el de Brian Wilson de los Beach Boys.. .por no hablar de toda la familia Manson....
Formidable artículo que lleva a reflexionar sobre algunos rockeros como verlainescos héroes modernos que con menos de 25 han acumulado ya las experiencias vitales, abismos, que los mundanos no rozamos en toda la existencia, ni siquiera con Iberia.
A uno, que es fan de los FM post-Green, le fascina el culebrón interno que vivió la banda en la cocción y alrededores de Rumours.
Pero ese 'echo' ha dolido.