Los miembros de Sons Of Otis se han pasado más tiempo en la tienda de guitarras probando y comprando pedales de todo tipo que aprendiendo a tocar la guitarra, pero en el fondo qué más da. He oído cualquier tipo de cosas para describir su música, desde acid doom hasta space blues, pasando por cosmic metal y un montón de etiquetas a cuál más alucinógena, aunque todas ellas cercanas al concepto del grupo.
Este es el primer compacto que editan desde “Songs Of Worship” (2001), con lo que se trata de su cuarto disco (grabado, cómo no, por Billy Anderson) y una demostración más, dada la poca complicación de los temas, de que se lo toman con mucha calma. Como muchos otros compañeros de Man´s Ruin, Sons Of Otis también han ido a parar a SmallStone, lo que no implica que hayan cambiado su estilo o su género. Sus amplificadores Orange continúan conectados a toda leche con todos los delays y reverbs infernales posibles y a los nuevos pedales de Electro-Harmonix. Entre lo más accesible del disco se sitúa “The Pusher” (se trata de una versión de Steppenwolf que ya habían editado hace un par de años como cara B), mientras que el momento más difícil es “Liquid Jam”, que empieza recordándonos a Fudge Tunnel para acabar en una colgada de setas de más de diez minutos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.