Waterloo To Anywhere
DiscosDirty Pretty Things

Waterloo To Anywhere

1 / 10
Redacción — 06-06-2006
Género — Rock
Fotografía — Archivo

Crónica de una muerte anunciada (eran jóvenes, fiesteros, drogadictos y algo ególatras), la desaparición de The Libertines ha traído consigo la llegada de dos formaciones que muestran las diferentes caras que convivían en la banda madre.

Mientras que Pete Doherty y sus Babyshambles se quedan y apuestan por el genio en bruto, el malditismo y en general por unas estructuras más complejas y talentosas, los Dirty Pretty Things de Carl Barat optan por la inmediatez, por las canciones cortas y aceleradas, el curro en el local de ensayo y por unos textos para todos los públicos. De ahí que “Waterloo To Anywhere” se conforme con ser un álbum de punk pop correcto, a ratos inspirado (ahí están para demostrarlo “Doctors And Dealers”, “If You Love A Woman” o “Bang Bang You’re Dead”), que funciona como respuesta inofensiva, rápida y sincera al fin de los Libertines (versión Barat), además de servir como tabula rasa para olvidar lo ocurrido y empezar de cero. Un disco efectivo en sus treinta minutos de duración, en el que vuelven a converger el músculo pop de The Smiths y la energía punk rockera y los arranques jamaicanos de The Clash para construir su discurso, un discurso que hizo grandes a los Libertines (sobre todo en su segundo disco), y que aquí funciona a medio gas.

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