MECHARADIO

No hay que darle muchas vueltas para afirmar que el futuro que se está construyendo ante nuestros ojos es terriblemente violento y desolador. No necesita de construcciones distópicas para aturdirnos o resultar inhumanamente terrorífico: la realidad supera la ficción más oscura. En este marco de ruinas inminentes, VVV [Trippin’you] lanza "MECHARADIO", un álbum-emisora que promete captar esa interferencia permanente entre lo que creemos y lo que ya está desmoronándose.

Como quien capta la señal de una oscuridad que nos pisa los talones, el trío afincado en Madrid se desprende del frenesí bakala que caracterizaba su anterior disco para convertirse en un canal emocional. Sus once cortes funcionan como un viaje de un único sentido, una descarga eléctrica que se tambalea por unos cables a punto de ceder. Cuidan cortes y transiciones para que recorrerlo sea una huida hacia un destello mejor.

Mucho más experimental y con grandes cargas de ambient, presenta temas como “Aki Kaurismäki”, que logra captar el minimalismo y la melancolía propias del director finlandés, en un vaho sonoro que parece humo luminoso. De manera muy acertada incorporan oleadas del witch house en temas como “Sueños de Acero y Aceite”, o reminiscencias a los primeros Crystal Castles. Conocen de dónde vienen y utilizan sus mejores trucos para propulsarse hacia delante.

A ese ADN aparentemente gélido le suman elementos orgánicos que le dan una capa de emocionalidad terrenal, con guitarras que llegan como las de termita y el carácter post punk de “Dos Gusanos”, hasta la desnudez de efectos que encontramos en “Furia Cigarro“. El contraste de las voces masculinas y femeninas dibuja un paisaje colectivo que quizás no impulsa a la pista de baile, pero sí a contonearse en espiral dentro de una incertidumbre compartida.

"MECHARADIO" no solo es su disco más conceptual hasta la fecha, sino también el que saca a relucir lo mejor de su artesanía en la producción, esta vez junto a la mente de Gonzalo Sanz de Somos la Herencia. Oscuridad bien iluminada para sentir en lugar de gritar.