En Reino Unido no deja de aumentar el número de nombres que pasan a engrosar esa lista de artistas enfrascados en revitalizar, de una u otra manera, los parámetros más reconocibles del post-punk y la new wave. Una larga nómina a la que ahora se suman TV Priest, y que ya incluía a formaciones destacadas como Shame, Yard Act, Black Midi, Dry Cleaning, Sleaford Mods, Fontaines D.C., Squid, Idles, Savages, Black Country, New Road o Porridge Radio, situadas todas ellas a uno u otro lado de esa gruesa línea que define las distintas variaciones del género.
Lo cierto es que TV Priest no son estrictamente unos recién llegados, y ya dejaron muestra de sus aptitudes en ‘Uppers’ (Sub Pop, 21), el que fuese su interesante debut de hace poco más de un año. Sin embargo, tras esa referencia que pasó algo desapercibida para crítica y público, los londinenses reclaman con firmeza su trozo del pastel en base a la credibilidad destilada por la presente continuación. ‘My Other People’ (Sub Pop, 22) es un trabajo mucho más sólido y poderoso que la ópera prima del cuarteto, tras señalar ya a un grupo asentado en sus propias coordenadas y enfrascado en esa misión consistente en firmar una colección de canciones sin fisuras. El grupo abre el fuego con la inicial “One Easy Thing”, que arroja la alargada sombra de Nick Cave antes de que “Bury Me In My Shoes” se manifieste como una versión extra áspera de Editors. También destacan “It Was Beautiful”, la calma acústica de “The Happiest Place On Earth” (con ecos a The Replacements), “Unravelling”, la nostálgica “My Other People” que da título al asunto, “Sunland”, o el ramalazo melódico-pop de “The Breakers”, a medio camino entre The Lemonheads y The National.
En el triunfo del elepé en cuestión tiene mucho que ver la presencia del vocalista Charlie Drinkwater, blandiendo una interpretación inquietante e incisiva, blindada entre las maneras del resto de la banda. TV Priest consiguen llamar la atención con una docena de piezas que no pretenden presentar nada nuevo bajo el sol, pero que a cambio reivindican el legado, parece que impertérrito, de Joy Division, Echo & The Bunnymen, The Cure, Wire, The Fall, The Sound o los propios The Birthday Party, actualizando el estilo con tanto respeto y fiereza como con cierta personalidad.
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