Acostumbrados a la introspección y a un aura de intimidad muy personal que refleje el malestar y la carga político-social de sus creaciones. Tune-Yards se sueltan un poco con este nuevo disco acercándose a su propuesta más “comercial” y dócil hasta la fecha. Una obra comparable a esa falsa sonrisa del Joker que en realidad oculta tras ella una bolsa de dolor y rabia brutal. Una propuesta de pop jugón que enfrenta vulnerabilidad y fuerza; obligándote a bailar para disimular que en realidad estás destrozado por dentro por culpa de un mundo en el que no van bien las cosas.
Así, Merrill y Nate entregan con “Better Dreaming” lo que se podría expresar como su caos más ordenado. Una creación con más luz de lo habitual, pero con el ADN experimental que mantiene vivo el proyecto intacto. Tratan de usar el pop como arma fundamental para la eterna batalla del dúo en contra de un sistema establecido que consideran injusto, del que desconfían y en el que no se sienten cómodos. Recurren al uso de la música como una especie de coraza gigante que proteja el único hilo de esperanza que queda con vida para poder seguir creyendo que el cambio es posible.
A lo largo del nuevo disco se percibe una tensión constante, cierta división, y una clara intención de enfrentar letras y melodías en el que se podría describir como el álbum más meditado de Tune-Yards. Merrill va avanzando por “Better Dreaming” arrastrando con ella un cabreo importante, cuestionando todo tipo de abusos (“Never Look Back”), proclamando la importancia de la libertad (“Limelight”), quejándose de lo que nos cuesta activar un plan de acción cuando en realidad todo está explotando frente a nuestros ojos (“Perpetual Motion”) o reivindicando la necesidad de defender nuestros valores sabiendo colocar bien el foco para visibilizar desde dónde salen realmente las desigualdades e injusticias (“I feel no shame except the shame you throw with your eyes”).
La clásica base afro pop sobre la que Merrill construyó su identidad sigue dejándose ver, incorporando una dosis extra de palmas y respetando el eterno ukelele que tantas alegrías le ha dado. Pero, hay muchos más matices en “Better Dreaming” a la hora de redirigir su potente discurso hacia un nuevo público y más amplio. Así se puede observar un intento de inclinarse hacia un sonido más Motown en temas como “Get Through”, un folk más desnudo en “See You There” o una línea funk libre y más divertida en “Limelight”. Además, es importante destacar que el carácter electro de Tune-Yards abandona esta vez las sombras y la oscuridad por la construcción de loops que lleguen a coronar la pista de baile y que en muchos momentos te empujen a darlo todo.
Está claro que Merrill se ha dado cuenta de que el pesimismo no es el mejor camino en un presente que ya arrastra un enorme sufrimiento de por sí. Por ello, ha decidido que la única forma de que el mundo la escuche es entregando una propuesta ágil, pegadiza y lo más machacada posible. Un disco que sin darte cuenta acabe colándose dentro de ti y con él todos esos mensajes en defensa de las grandes causas que el dúo abandera. Toca ser algo más felices sin dejar de lado la crítica. Toca creer que el futuro que le espera al hijo de la pareja es mucho mejor que su presente.
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