Este vaquero de ojos azules y voz sedosa de fumador llevaba ocho años en silencio (sin contar el reciente directo publicado hace poco). Más conocido por los covers que Clapton y otros han saqueado de su cancionero que por su propia trayectoria, al margen del famoseo y recluido en su rancho, Cale ha hecho realidad un proyecto antes acariciado por su fiel productor, Audie Ashworth, que se vio truncado por su repentina muerte hace dos años.
Este viejo guitarrista (de sesenta y cinco tacos ya) destacado por su toque pausado y esos ritmos downtempo tan característicos es además un excelente ingeniero de sonido. Su hábitat natural es la soledad del estudio de grabación, aunque para esta ocasión se haya refugiado en su Tulsa natal con varios amigos de su quinta. Ligeramente politizado contra la administración Bush en varios cortes ("Homeless", "The Problem"), aliña sus ensaladas con arreglos de viento avinagrado ("My Gal", "New Lover" o "Rio"), y recupera al Cale de siempre en al menos la mitad de los temas ("One Step", "Another Song", "Stone River", "These Blues"...). En el resto, sin embargo raya la radiofórmula yanqui con una batería un poco plasta y mucho piano eléctrico de verbena ("Chains Of Love", "Fany Dancer"), así que se podría decir que le ha salido un disco de Dire Straits sin ser de Dire Straits. Vamos, un hermano tonto de "Grasshopper" y un primo lejano de su aclamado "Troubadour".
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