Muy pocos discos se adaptan a cualquier hora del día o la noche para ser escuchados. El que firma este dúo canadiense habría que ponerlo pasada la hora del té, y no sin esfuerzo podría alcanzar ese primer momento afterwork, y sólo un lunes o martes. La propuesta de Memoryhouse es, a priori, atractiva: voz femenina reforzada por sonidos suaves y ensoñadores que tontean con el alt-country, el pop experimental y la cara más amable del rock. Mientras ella canta, él pasa de las guitarras al piano, o al vibráfono, dejando resquicios para sutiles arreglos a base de lapsteel o incluso violines. El virtuosismo de Evan revela su educación como músico de conservatorio. Sin embargo, la voz de Denise tira por la borda cualquier intento de Memoryhouse por alcanzar singularidad, empaque, distinción, horas y días más relevantes de escucha. No es un mal disco, pero ¿quién toma el té a las cinco en este país? De hacerlo, mézclese con los gustos de la pareja: “Heirloom”, a mitad de disco, concluye con unas guitarras que se tensan en busca del sonido My Bloody Valentine, aunque apenas alcanzan a Interpol; “Bonfire” busca con red de protección lo que She & Him o Angus & Julia Stone son capaces de alcanzar a pelo.
Gracias a Secretia por compartir toda esa mlrsvialoaa luz, orientacion, paz, conocimento, sabiduria, gracias por estar en mi camino es el alimento que requiere mi alma.