En todos los rincones de Estados Unidos hay un montón de bandas dispuestas a ser descubiertas y a trascender más allá de su influencia local. Una de estos combos es este peculiar trío de Nueva Inglaterra que presenta ahora un tercer largo que destaca por la variedad de texturas de sus once canciones y una capacidad melódica envolvente que debería hacerles trascender y escalar posiciones en los renglones de los festivales dedicados a la música folk, la tradición y la americana. Y digo lo de peculiar porque no es habitual que un combo así esté compuesto por una chelista de voz angelical, un guitarra que le anda a la zaga en las tareas vocales y un batería que aporta lo suyo a la hora de generar armonías de esas que provocan textura y emoción.
Así tenemos que Calin "Callie" Peters (voz, cello, bajo), Martin Earley (voz, guitarra) y Devin Mauch (voz, percusión) han construido un disco de melodías con mayúsculas. Tonadas de esas que se pegan con la buena cola de impacto de la emoción. Ya desde el principio “Unlovely” es un alarde de cambios de tempo, aderezados por los coros de una banda amiga bastante interesante llamada Darlingside. Pero es en el segundo tema cuando nos damos cuenta que la alternancia en la voz principal del grupo, ahora coge las riendas Martin Earley, va a hacer que el disco adquiera una variedad de registros que lo va a impregnar de una dinámica tremenda. “Tenebrist” es un tema de tempo vibrante en el que los arreglos de viento cogen trascendencia y le confieren una vitalidad entusiasta. El tercero “In The Dark” adquiere el ritmo de la balada soul clásica, esa que se debe aupar sobre un poderío vocal que el grupo sabe explotar. Y así podríamos continuar destacando cada uno de sus temas y hablando del cambio de registro que va del indie-folk rock (“Homme Run”) al rock americano (tremenda “Vanity Trip”) al folk más minimalista en los que la voz y el chelo son los únicos protagonistas (“Pendulum”)… etc.
En cualquier caso y, puesto que difícilmente este trío va a llegar más allá de las fronteras de los Estados Unidos, podemos hacerles el favor de prestarle una escucha y decidir. Quien sabe, igual hasta algún día les suena la flauta.
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