No contento con su trayectoria de casi treinta años tras la cámara y diversos experimentos musicales como Bad Rabbit o los recientes discos de la mano de Jozef Van Wissem, Jim Jarmusch nos sorprende ahora con este este primer EP, a medio camino entre la curiosidad y la enjundia artística, que cuenta con la participación del batería Carter Logan y el productor Shane Stoneback (Vampire Weekend). Cuatro canciones de tono denso, lisérgico y regusto psicodélico, que me suenan a los casi olvidados postrockeros Bardo Pond, Thurston Moore o a un Neil Young pasadillo de ácido (especialmente en “Dead Hippies”, la mejor del lote, en la que Jarmusch se explaya con esa voz de ultratumba). Probablemente sean referencias que el de Ohio apenas haya tenido en cuenta: “Little Sister” es una canción que popularizó Elvis. Pero igual que le sucede con sus películas, prefiere transitar veredas poco trilladas con su peculiar personalidad. Y al que no le guste, pues eso.
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