Alberta Cross ya nos dejaron un excelente sabor de boca son su largo de debut tras el Ep “The Thief & the Heartbreaker”. Una sensación que acaban de rematar con este segundo álbum en el que han cambiado muy pocas cosas. Si acaso que se han reblandecido un poquito, perdiendo parte de ese aroma a Black Rebel Motorcyle Club que tenían algunas de sus canciones más aceleradas. Solo hay que escuchar un tema como “Lay Down” con ese aroma a The Verve, o la más Crazy Horse “Crate Of Gold” para darte cuenta que los mimbres siguen siendo los mismos. Unos parámetros que te recuerdan a un montón de cosas, en parte por la voz entre espectral y aguda de Petter Ericson Stakee muy en la línea de Jim James, Ben Gibbard, Hayden Thorpe o Ben Bridwell, y en parte también a que su pericia melódica queda algo lastrada por cierta falta de riesgo, o incluso de personalidad propia, que los diferencie todavía más de otras bandas seminales con mayor peso en el panorama. Sin embargo nada de todo esto les resta méritos dentro de la categoría de grandes resultones.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.