Que el post-rock clásico aún tiene cuerda es una afirmación un tanto dudosa dependiendo del elemento a juzgar, aunque sí sea cierto si nos referimos a los siempre interesantes fichajes de Neurot, el sello de Neurosis.
Tone, con su cuarto disco (producido curiosamente por J. Robbins), pese a acabar recurriendo a las invariantes del género, apuesta por mantener en vilo al oyente simplemente con la eficiencia de sus juegos con las intensidades, con las variaciones entre lo distorsionado, lo acústico y lo rítmico, definiendo una vertiginosa paleta de colores que, si bien, resulta demasiado novedosa, en ningún momento aburre ni defrauda. Nada nuevo bajo el sol, cierto, pues su postura cercana a la estela de bandas como Mono o Explosions In The Sky les delata (aunque sin llegar a adoptar las divagaciones ni derivas de éstos gracias a una actitud que, circulando por el difuso límite del post-metal, va al grano sin titubeos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.