La trayectoria e inherente evolución creativa de SOAK puede apreciarse con claridad a través del propio contenido de sus discos. De este modo, la ópera prima de la norirlandesa, ‘Before We Forgot How To Dream’ (Rough Trade, 15), fue un trabajo introspectivo orientado al folk que insinuaba con encantadora timidez el nacimiento de una prometedora artista. Cuatro años después llegaría ‘Grim Town’ (Rough Trade, 19), introduciendo a una autora diferente, sensiblemente desprejuiciada y virada sin tapujos hacia el pop con canciones mucho más directas e incluso festejables.
Ahora SOAK reaparece con un tercer álbum en el que, a pesar de contar aún con escaso bagaje en su haber, comienza a insinuar una madurez creativa de consecuencias relevantes. Una tesitura sita a medio camino entre las dos versiones previas materializadas en el estudio y con la que, en cualquier caso, parece desprenderse definitivamente de cualquier tipo de timidez. Sucede a lo largo y ancho de la presente entrega, como resultado de canciones destacadas del tipo de "Purgatory", la agria "Pretzel", "Get Well Soon", la ácida e hiriente “Baby, You’re Full Of Shit”, “Red-Eye”, “Last July”, o el single “Swear Jar” ejerciendo como acertado cierre.
‘If I Never Know You Like This Again’ (Rough Trade, 22) es un disco sensiblemente ambicioso, con el que SOAK pasa a ejercer como miembro de (casi) pleno derecho en esa liga en la que ya juegan Angel Olsen, Shannon Wright, Julien Baker, Sharon Van Etten, Marika Hackman o Lucy Dacus. Una obra con la que luce a niveles inéditos y traspasa aquel concepto clásico de cantautora que le dio amparó en sus comienzos, gracias a composiciones más consistentes, con banda completa, algunas distorsiones, y mensajes directos no exentos de contenido reivindicativo.
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