La extinta década de 2010 ha supuesto para la música metal un periodo de catarsis en el que las ideas de vanguardismo han dejado de suponer algo meramente testimonial relegado a la condescendiente etiqueta de lo underground. Numerosos conjuntos a nivel mundial han sabido resignificar el sentido de la agresividad y la violencia a partir de fórmulas sofisticadas y temáticas que han tratado de reubicar el sentido del terror en nuestra más inmediata existencia. No cabe duda de que, partiendo de esos supuestos, una de las sombras más alargadas que podríamos observar es la de los norteamericanos The Body, negro sol alrededor del que han orbitado algunas de las propuestas más extremas de los últimos tiempos, como Thou, Uniform, Full Of Hell o Lingua Ignota, siempre desde una perspectiva colaboracionista que ha permitido enarbolar discursos sonoros e ideológicos inimaginables en la escena pretérita.
Son estos dos últimos los que, precisamente, se han aliado con Lee Buford –batería del conjunto– en busca de una nueva peripecia en forma de supergrupo: Sightless Pit. El vocalista Dylan Walker y la aclamada Kristin Hayter –quien gozó de un amplio reconocimiento mediático por su polémica obra “Caligula” (19)– prestan su explosivo registro vocal a la contundente producción de Buford, quien produce el primer episodio de esta aventura bajo el título de sórdida factura –ya habitual en la casa– “Grave Of A Dog”.
Cabría esperar de semejante superposición de visiones que el resultado fuese poco más que una suma de egos que, asimismo, dieran lugar a un capricho propio de lo que los supergrupos son: un mero divertimento pasajero. Lo cierto es que hablando de perros, Lee Buford es uno viejo en lo que se refiere a cooperar y producir para artistas de estéticas opuestas dentro de esta escena. Por otro lado, tampoco hay que olvidar los múltiples encuentros entre ellos en álbumes memorables como “One Day You Will Ache Like I Ache” (16), “Ascending A Mountain Of Heavy Light” (17) o las más que brillantes contribuciones de Hayter en “I Have Fought Against It, But I Can’t Any Longer” (18).
El resultado de este trabajo es, por lo general, sólido, en muy buena medida gracias a la virtuosa unificación de una mezcla centrada en paletas drone, noise, electrónica e industrial que saben mantener una narrativa coherente a lo largo de sus ocho cortes, cada uno de ellos progresivamente más sórdido y asfixiante que el anterior. Con todo, el álbum deja ver las mejores virtudes de sus miembros: “Violent Rain” acentúa poderosamente el aplastante registro vocal de Lingua Ignota gracias a un imaginativo uso del autotune, que no hace más que realzar su potencia dramática –algo que observaremos desde una perspectiva distinta en el sombrío tratamiento de Walker en “Miles Of Chain” o en la sintética intro de “Kingscorpse”, que nos traslada al abrupto mundo vocal de “PROTO” (19) de Holly Herndon.
La factura global de su experimentación en ocasiones divaga y su aporte en cuanto a innovación es escueto, aunque tampoco parece pretender expandir una determinada semántica de la violencia, sino más bien ahondar en ella (no hay más que observar el llamativo uso de apuñaladas texturas glitch y neoclásicas en “Immersion Dispersal” o “Whom The Devil Long Sought To Strangle”). Sin embargo, este trabajo es un fantástico ejercicio de autoafirmación que no hace más que subrayar el extraordinario momento que vive el post-metal en la actualidad.
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