El que fuera baterista y
vocalista de los extintos Death From Above 1979 publica ahora su primer álbum
en solitario. Los ritmos frenéticos y la energía que caracterizaran a esta
banda se mantienen, pero Grainger abandona el sonido dance-punk de su etapa
anterior por una esencia mucho más rockera, en la que el bajo y las guitarras
cobran un mayor protagonismo, como en las angustiosamente buenas “I Hate My
Friends” y “(Are There) Ways To Come Home?”. Pero no todo es sudor y músculo,
también abundan los temas más bailables y pegadizos: “Love Can Be So Mean”
-rompepistas en toda regla con claras influencias de bandas como The Strokes,
Clap Your Hands Say Yeah! o Bloc Party- o “Renegade Silence” -tema muy disco,
marchoso y optimista-. Es en los temas más pausados donde Grainger muestra
mayores carencias por ser demasiado predecible -“By Cover Of Night (Fire
Fight)” e incluso ramplón -“Love Is Not A Contest”. Por suerte, lo que prima en
este largo son canciones rebosantes de sonidos rabiosos, como en ese alarido en
forma de cascada que es “Niagara”. Muy disfrutable.
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