Una invitación a dejar algo atrás y fluir río abajo. “attä” es un logro en cuanto a la profundidad del universo que es capaz de crear en cuatro canciones.
“Iragana desegiten da”(1), nos susurra en “Ilu”; un trance de voces preciosistas que embaucan como las de las sirenas del retorno a Ítaca: solo el piano final nos hace tocar tierra. La espesura nos ha atrapado y la única opción es caminar hacia delante.
“Elurra” es un paisaje invernal sereno en el que no cabe la opresión de los mensajes constantes: “ez dut nahi inoren mezurik hemen”(2). La luz se encuentra en la naturaleza; la voz de Zozaya es un refugio de paz que invita a evadirse de la presión tecnológica. Si esta es nuestra realidad, es diferente a como la recordaba: la fantasía se ha adueñado del lugar.
Emociona la joya oculta en lo profundo del bosque: el crescendo de “Blu”, con un verso de la escritora Castillo Suarez que permanece: “iritsiko da astelehena, ahaztuko du maitasun denak direla ahaztezinak”(3). Sintetizadores, sonidos hechizantes y la hondura de un estribillo que no se olvida. El domingo como antesala de la honestidad brutal del lunes: “iritsiko da astelehena, lehor hitz egingo didazu”(4).
“Gaua” es un outro hipnótico que nos invita a quedarnos. Se evapora esta dimensión introspectiva y misteriosa. Uno se resiste a abandonar este mundo mágico. Sabe que pronto llegará el puto lunes.
(1) El pasado se deshace
(2) No quiero mensajes de nadie aquí
(3) Llegará el lunes, olvidará que todos los amores son inolvidables
(4) Llegará el lunes y me hablarás con dureza
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