Dieciocho años después de su formación, Sangre de Muérdago, banda liderada e ideada por el ourensano Pablo Caamiña Ursusson tras la disolución de Ekkaia —grupo de crust y screamo de culto dentro del underground gallego y español del que él mismo fue vocalista y guitarrista—, presenta su nuevo álbum "O Xardín". El trabajo suma cuarenta y ocho minutos de nueva música a su repertorio y ha sido grabado en Mousa House (A Coruña) en 2024, con la colaboración de Efrén López en la mezcla final del álbum.
A lo largo de todos estos años, y con el proyecto cumpliendo su mayoría de edad este 2025, Sangre de Muérdago ha conseguido convertirse en un referente internacional dentro del folklore. Con Pablo, Georg Börner, Xoel López y Saúl Nogareda como cuarteto oficial (además de Inga Scheibel como quinta integrante espiritual) de instrumentistas e intérpretes, la paleta sonora se completa y resulta de lo más variada: guitarras clásicas, zanfona, nyckelharpa, violonchelo, clarinete, caja de música y percusión tradicional. Todo ello, además, unido a las inigualables melodías vocales y la calidez, sensibilidad y autenticidad que solamente lenguas como el gallego son capaces de transmitir.
En "O Xardín", la pieza titular homónima y quinto corte del álbum en la que, además, aparece Priscila da Costa como invitada, queda claro lo evocador de este nuevo trabajo con ese "sede benvidas, no meu xardín hai unha flor para cada un", como si de una atmósfera onírica que culmina en un amanecer colectivo se tratase: cada ser se siente dueño del cielo hasta que surge ese mal tan humano que es la codicia ("ata que un quixo o teu máis que o seu") y el propio Sol invoca los relámpagos como metáfora.
Este nuevo capítulo en la discografía de la banda ofrece una mirada maternal que, sin cambios radicales, mantiene intactos el gusto y la delicadeza que Sangre de Muérdago siempre ha mostrado en sus composiciones. Una profunda meditación sobre la naturaleza, la condición humana y la conexión ancestral que el escritor Manuel Rivas resume como "un paisaje del alma, de lo que ves y no ves; una llave que abre una zona secreta de nuestro ser y del reino animal". Precisamente, esa llave ("A Chave") es la que abre la lírica del disco prometiendo cantar a todas las criaturas del reino por igual creando una comunión espiritual con la naturaleza y el deseo de unirse a ella inspirándose en esas polillas que buscan la luz en la noche aspirando a alcanzar una mayor iluminación y sabiduría.
El ambiente nocturno y acogedor de "O Xardín" parece narrar un viaje espiritual donde la naturaleza funciona como una alegoría para explorar la condición humana, desde su comunión con el todo hasta la sanación. Desde el comienzo con una declaración de principios sobre la unidad con la naturaleza, explora también la lucha interna por la transformación ("O Que Mora No Lume") con una parábola central de un paraíso perdido por la codicia ("O Xardín") y una resolución proyectada en "O Abismo" y "A Gralla", donde se propone la superación del miedo y del ego poniendo el comportamiento desinteresado y armónico de los animales como ejemplo a seguir para recuperar ese jardín perdido.
Este LP vuelve a canalizar lo mejor del folk europeo contemporáneo, convirtiendo cada pasaje, instrumento y recurso en algo bello que se siente como un hogar. Quizá haya ciertos momentos en los que pueda parecer algo pretencioso o fácil de encasillar dentro de este tipo de música, pero realmente no opaca para nada el producto final. Un disco que se corona como algo más nocturno que oscuro y más luminoso y positivo de lo que pueda parecer en una primera toma de contacto.
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