Sabrina Carpenter tenía un reto gigante a la hora de continuar el legado de popularidad que le regaló el año pasado “Short n’ Sweet” (Island Records, 2024). Tras cinco discos de búsqueda de su propia identidad dentro de la industria. La artista vio encajar por fin todas las piezas del puzzle y una oportunidad así solo pasa una vez en la vida. Transcurrido el éxtasis, “Man’s Best Friend” se presenta en esta ocasión como un digno sucesor con el que echar el freno para poner las cosas en orden y llenarse de credibilidad. Un disco en el que el universo sonoro y narrativo de Sabrina Carpenter crece a sus anchas sin miedo al resultado final, ni al que dirán.
Nació con la polémica de la mano, pero la verdad es que “Man’s Best Friend” es un disco con el que desarrollarse artísticamente sin pensar en generar el próximo “Espresso”. Un disco que por fin la aleja de esa dura sombra, que tanto pesaba, de que todo se quedara en un sueño fugaz. De la mano de Jack Antonoff y John Ryan, Sabrina expande un universo de synth-pop setentero infusionado con country donde se llena de nuevas capas y la instrumentación coge una fuerza que no tenía en su predecesor. Ya no existe esa ansiedad por alcanzar el estribillo perfecto que enganche al mundo entero. Aquí pesa más la búsqueda creativa, el dejarse fluir y darle a cada canción la riqueza sonora que verdaderamente necesita. Tanto es así que Jack se ha traído al proyecto a prácticamente toda la banda de Bleachers para que toquen en él y conseguir así recrear de manera sólida el camino que el productor claramente veía que tenía que seguir Sabrina.
De la mano de Amy Allen, co-escritora de todos los temas junto a Jack y John. Sabrina Carpenter desarrolla en “Man’s Best Friend” su lado más satírico a la hora de representar una auténtica “mujer desesperada” por los privilegios otorgados al hombre en la sociedad capitalista. Privilegios que la propia artista intenta frenar conforme se va dando cuenta a lo largo del álbum de la tremenda relación tóxica que tiene hacia ellos. Así, Sabrina habla en “Man’s Best Friend” del control afectivo, el deseo sexual, la deshumanización de la mujer, la inmadurez del hombre, los estereotipados roles de género, el poder… Y lo hace sacando a relucir la parte más primitiva del ser humano, dejándose llevar por la pasión, por los impulsos. Pero, a su vez, dándose cuenta poco a poco de que ella también puede llevar el control total de su vida si suelta algún que otro “no” por ahí y que eso terminará haciéndola más libre.
“You think that I'm gonna fuck with your head? Well, you're absolutely right”. Llegando al cierre hay un punto en el que Sabrina consigue aprender que tiene suficiente poder como para destruir miedos y liderar la situación (“Don’t Worry I’ll Make you Worry”). Y, tras ello, nos cuela el tema más divertido y despreocupado del lanzamiento, que es “House Tour”, con un pulso funky que invita a encerrarte en casa, subir el volumen y bailar sin pensar en nada más. A estas alturas del disco, el personaje de Sabrina en “Man’s Best Friend” ya ha pasado por una auténtica ruptura social derivada de todo ese tira y afloja que hay alrededor de las relaciones amorosas vacías y llenas de excusas en las que no para de caer. Lecciones de vida que la colocan en entender que le toca cuidar un poquito de sí misma y a comenzar a poner límites (“Goodbye means that you're losing me for life. Can't call it love, then call it quits”). Aunque, siendo sinceros, conociendo sus antecedentes sabemos que cualquier recaída es completamente posible.
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