Pues siguen los miembros de Brighton 64, léanse los hermanos Gil publicando discos en solitario. Si hace unos meses fue Ricky Gil, con la compañía de Biscuit el que publicaba el destacable “Infinites Rutes Invisibles” –también vía Chesapik–, ahora su hermano hace lo propio con un disco complicado, especialmente para todos aquellos que busquen aquí una continuidad del sonido de su banda. Porque igual que Ricky, Albert Gil se desmarca profundamente de él. Traduciendo del latín como título la expresión “Sobras incompletas”, el álbum es un compendio de canciones antiguas junto a otras compuestas durante el confinamiento que Albert entendió que no tenían cabida en sus otros proyectos. Cierto es que temas como “Mal Educat” se acercan al power pop de los Brighton, tanto como que también hay una huida de ese sonido en temas como “Aquel deseo que un día formulé”.
Heterogéneo como pocos, el disco va dando tumbos entre diferentes estilos, sin quedarse con ninguno en concreto. Esa diversidad, por lo tanto, podría ser su bandera. Porque dentro de su cajón de sastre nos movemos del reggae de “Cançó de protesta” al vals de “Rellotge de sorra” sin ningún rubor. Y la cosa, tomándosela como una simple sucesión de canciones sin más pretensión funciona bien. Uno no puede evitar quedarse como tema top del álbum con esa versión del “Coristes i numismàtics” de Jaume Sisa, pero no sé si eso le enfadará mucho a Albert, porque la versión es estupenda y además homenajea a uno de los grandes.
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