“Dels rics i dels pobres” fue el último trabajo de Joni D. como músico antes de dedicarse en exclusiva a la promoción musical con Hace Color, a la edición con el sello Kasba y a su faceta de escritor ("Que pagui Pujol" y "Grupos Autónomos", entre otros títulos). Todo un agitador cultural, pero siempre desde la barricada y desde los márgenes.
Estas canciones se grabaron a finales de 1994 pero habían permanecido inéditas hasta ahora por la desaparición del mítico sello de Barcelona Tralla Records. El sonido del vinilo refleja la precariedad de medios que había en aquella época a la hora de grabar y los trece cortes que incluye el álbum me han teletransportado a las primeras maquetas de Kortatu, Obrint Pas, Ràbia Positiva o Ki Sap.
Pixamandúrries tocaban punk, pero ya se adelantaron a la llegada de los vientos mestizos cuando no mostraban ningún reparo en utilizar percusiones tribales o el particular sonido de un instrumento como la gralla, muy presente en temas como el primero “Arribada a Occident”, “Tot per tots” y el de cierre, “Fi del viatge”. Tampoco se cortaron a la hora de utilizar diversas lenguas en sus letras: el catalán predominaba, pero compusieron varias canciones en castellano e incluso en esperanto (“La bonaj vortoj”, “Tempigas temp”). Por otra parte, fueron una de las primeras bandas en simpatizar abiertamente con la causa zapatista del EZLN y de otros pueblos oprimidos del mundo.
Además del quinteto, en el que Joni Destruye tocaba el bajo, en “La realidad social” colaboró Juanito Piquete y Javi Chispes de Maniática/La Banda Jachís hizo lo propio en “Ritmo corazón”. Hacía falta hacer un ejercicio de arqueología musical y rescatar del baúl este puñado de canciones que, sin duda, forman parte de la historia del punk estatal de corte más social y reivindicativo.
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