Pablo Moro es uno de esos
cantautores que llevan años instalados en la escena del pop-rock en este país y
tiene mérito lo suyo, lo ha hecho sin hacer mucho ruido ni con campañas de
marketing grandiosas. En estas que el músico asturiano llega con su tercer
trabajo bajo el brazo, el de la confirmación, el que le tiene que encumbrar
definitivamente, pero desgraciadamente la cosa sigue igual. Este “Pequeños placeres domésticos” no
enganchará al resto de la parroquia que no sepa nada de Pablo Moro, aunque su
club de fans rescatará un puñado de canciones para el recuerdo. “Jólivuz”
destaca por encima de las demás y no sólo por ser el primer single, pero
funciona francamente bien. Moro juega a ser Quique González sin demasiada
suerte en temas como “No voy a caer” o “Golpe de suerte”, aunque es en
canciones como “Exhibicionistas” o “Dolores Club” donde mejor se defiende, y lo
hace con el rock por bandera, qué mejor manera. Lo dicho, el potencial que
veíamos a Pablo Moro en sus anteriores trabajos queda en stand by en este tercer disco. Le queda pendiente dar un paso
adelante.
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