Triste

Atravesando un vertiginoso camino en las arenas del rock alternativo y luego de haber sido parte de bandas como A Perfect Circle, Zwan o Pixies, la bajista, violinista, cantante y compositora argentina Paz Lenchantin escribe su propia novela en formato de disco. El calificativo no responde solamente a que el tema que abre el trabajo se llame así, “Novela”, sino al devenir que las doce canciones de “Triste” proponen.

Siguiendo con las nomenclaturas, el disco se podría haber llamado “Dramático”, quizá un título más atinado teniendo en cuenta su contenido, que si bien está poblado de acordes menores, no es simplemente triste, sino que es sentimental y emotivo en gran forma, y ofrece una visión dramática en el sentido cinematográfico del término. Posiblemente, su mayor virtud sea una manera completamente gráfica de transmitir sensaciones, de hecho en “Novela” Lenchantin cita a su abuela en medio de guiños a canciones infantiles populares en Argentina, al escuchar se la piensa en la lejana Mar Del Plata, donde nació a la vera del Océano Atlántico bien al sur.

Rebosante de arreglos y armonías acertadas, “Triste” muestra las ganas que la musicalidad brillante de Lenchantin fue acumulando en sus décadas como colaboradora: su visión personal de la música plasmada en este trabajo reside en una especie de altar iluminado que ahora tenemos la suerte de poder apreciar.

“Triste” es un disco ecléctico, pero cercano. Un trabajo formado por momentos sonoros que conviven mágicamente entre sí. Está lo alternativo, claro (“Si No!” que cruza pianos embrujados con distorsiones al límite y voces de perversa dulzura, también “Roll With The Punches” sombría y polvorienta), lo simplemente hermoso (“Sin Dios” que relata el destino de Juana de Arco en un entorno sonoro de gran profundidad o “Adam” una viñeta de piano y voz que engrandece cualquier currículum) y lo que brilla por sobre la clasificación: el hit que los 90s se perdieron es “Wish I Was There” y atención al grand finale con “Triste”, ambas piezas que evidencian la pericia de Lenchantin en el mundo de las cuerdas, añadiendo a la mezcla voces fantasmagóricas con intenciones épicas.

En una suerte de milagro fuera de regla tenemos la suerte de encontrarnos con lo mejor de un LP debut (muy) tardío: el nervio por exteriorizar la expresión propia en forma de carta de presentación, pero en este caso de la mano de una artista con un recorrido, no solo longevo, sino más que interesante.