Si no fuera por estos momentos, sería por otros

Aunque la Historia del rock cuenta con ejemplos ilustres, el sarcasmo o el absurdo en la música todavía siguen siendo mirados un poco por encima del hombro. Hacer canciones como la frenética “Lance Armstrong” o la hilarante “Almodóvor Amenábor” te expone, es una realidad, a que no te tomen en serio (por muy seria que a mí me parezca la farsa). Y que te cuelguen una etiqueta que puede hacerse pesada.

Con este segundo álbum, la banda de Javi Ferrara pretende librarse del sambenito reduccionista de grupo de coña. No queremos ser sólo esto, proclaman. Cierto que la irreverencia y el ingenio corrosivo siguen presentes en canciones como “Almodóvor…”, o la ácida carga de profundidad contra el esnobismo cultureta “¿Debo leer a Baudelaire?”, que incluye frases para la historia como “Joy Division no son New Order”, evocando aquella broma musical de Aviador Dro donde se reían de los pedantes musicales. Pero la psicodélica “Ansiedad” combina ambos mundos (el serio y el ligero), con una letra que tiene su miga. Más aún: Ferrara y compañía tienen el valor de exponerse tratando la profunda amargura del desamor en tiempos de pandemia, o evocando la infancia en el sur de Madrid a ritmo casi de hip-hop (“Zarzaquemada”).

El hilo conductor es la particular y agridulce mirada de Ferrara. Raúl Pérez se ha encargado de capturar el vigor de una banda contundente y abrasiva que toca con solvencia y sin complejos casi todos los palos: psicodelia gamberra (“Ansiedad”), rock cavernícola con toque exótico (“Tazas con mensajes”), indie elegante y melancólico (Arde, quema, duele”), kraut-pop oscuro (“Los salvajes”, “Las nubes”), electrónica sin complejos (“Almodóvor…”), cumbia asilvestrada (“El laberinto”), punk siniestro (“¿Debo leer…?”). O el rock aflamencado con trasfondo amargo de “Muchas flores”, donde se atreven a casar a Triana con Los Chichos.

Por raro que suene (y por méritos de Pérez), el conjunto suena coherente: Parquesvr sale airoso del envite y Ferrara se destapa como letrista tan agudo como ingenioso, capaz de ser serio sin perder la gracia.