¿From Monument To qué? ¿Quiénes son esos?
Desgraciadamente esta pregunta tiene más de ciencia que de ficción, al
tiempo que se observa en el trío de San Francisco una vocación de
outsider tanto en lo musical como en lo político. He
dicho político, sí, porque FMTM hacen rock instrumental y política, o
viceversa, hacen literalmente arte gráfico y visual, tienen
instrumentos y pensamientos que nos llevan a la raíz de cualquier
análisis de esta banda y sus discos: concretizar lo intocable. Una
conciencia sensorial que se hace patente en un cuarto álbum que no
encuentra diferencias entre Don Caballero, “Watchmen” y Noam Chomsky,
entre Maserati, Cronenberg y la Angry Brigade (no precisamente un grupo
musical) y que sale airoso de un reto de tamaño nivel con la solución
de la sencillez y lo orgánico como garante de unas canciones que
conforme son más jóvenes ganan en electrónica y dejan atrás cualquier
atisbo de inseguridad, dando forma a un coherente empuje o un agradable
descubrimiento (según oyentes). Produce –y se nota- otro gran nombre:
Matt Bayles (Botch, Mastodon, Minus The Bear).
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