Okume
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Okume

7 / 10
Alberto Bonilla — 30-05-2025
Empresa — Autoeditado
Género — Rock

Hay discos que irrumpen con fuerza, golpeando la mesa, y otros que se clavan lentamente, como una espina. El debut de Okume, banda bilbaína surgida de las cenizas de Maderacore, pertenece sin duda a esta segunda categoría. Un EP de seis temas donde la urgencia no se traduce en velocidad, sino en una búsqueda pausada y profunda de identidad sonora y emocional.

Grabado en directo en Gaua Estudio y producido por Borja Muro, el disco destaca por su enfoque atmosférico del rock alternativo. Las canciones se alejan de estructuras convencionales y se construyen como viajes que se expanden y repliegan con naturalidad, guiados por una tensión narrativa constante. Todo el trabajo respira una misma necesidad: entender(se) en medio del desconcierto.

Desde el inicio, “Himnos de ayer” marca el tono con su mezcla de nostalgia y contención. Las guitarras se abren con calma y el estribillo estalla justo cuando hace falta, sin grandilocuencia, sin falsas pretensiones. Ya la energía sube un escalón con “Anomalía de lo binario”, donde la banda juega con contrastes —impulso y calma— para hablar de dualidades que nos atrapan.Ambas canciones funcionan como puerta de entrada a un universo que se despliega sin prisas, pero con decisión.

A partir de ahí, el EP alcanza uno de sus momentos más intensos con “Silencio o ruido”, una pieza que arranca desde lo sutil y va creciendo hasta rozar el colapso, sin perder nunca el control. Aquí, la distorsión se convierte en lenguaje, y el silencio, en una forma de presencia. En esa misma línea introspectiva, “Laberintos improbables” opta por una estructura más libre y repetitiva, donde la guitarra insiste como una idea fija y la voz narra una búsqueda cíclica sin necesidad de elevar el tono.

Ya en la recta final, “La otra mitad” retoma la tensión entre lo etéreo y lo crudo, comenzando como un suspiro ambiental que pronto estalla sin romper del todo la atmósfera. La dualidad entre calma y estallido, entre psicodelia y aspereza, define a la perfección el corazón del disco. El cierre llega con “Medallas (Nuevos días)”, donde la banda se despide con una nota más luminosa, sin abandonar cierta ironía: una melodía más abierta que sugiere futuro, aunque sin grandes promesas ni garantías.

Más que respuestas, Okume plantea muchas preguntas con este debut. Su sonido, difícil de etiquetar sin simplificarlo, transita entre la introspección del post-rock, la intensidad del rock alternativo y una melancolía casi literaria. Aquí no hay alardes técnicos ni fórmulas fáciles, sino emoción construida con precisión y cuidado. En un panorama saturado de inmediatez, Okume apuesta por lo contrario: la pausa, el detalle, el viaje sin mapa. Una forma de audacia sonora que no necesita levantar la voz para hacerse notar.

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