Detrás del hitchcockiano nombre Norman Bates se encuentra un cuarteto que canaliza su energía a través de una propuesta guitarrera y visceral. Daragh Espiau (voz y guitarra), Manu García (bajo), Julen García (guitarra) y Unai Ortiz (batería) conforman la alineación de una banda que comenzó a gestarse en el verano de 2019, cuando sus caminos se cruzaron casi por azar. A finales de ese mismo año, el grupo dio sus primeros pasos sobre los escenarios, marcando el inicio de una trayectoria que bebe tanto de la fiereza como de la calma del emo rock, en clara conexión con el indie norteamericano.
Desde Plentzia, su EP de debut publicado por el sello independiente Ático Stereo funciona como una buena carta de presentación, transitando entre el shoegaze, el noise pop y el post-punk. A su sonido noventero se suman letras en castellano y euskera, reflejo de una escena que alterna ambos idiomas con naturalidad. Las guitarras y los segundos coros, cuidados al detalle, remiten a influencias tan claras como Cala Vento o Nueva Vulcano.
El disco se abre con “Catalina 6”, uno de los cortes más deudores del indie norteamericano, construido en dos partes diferenciadas. Su letra se adentra en la problemática de la vivienda y la precarización juvenil: “Han tirado la casa y les da igual, para cuatro pisos feos”. “Kaleetan”, por su parte, remite inevitablemente a bandas coetáneas de Munguía, localidad donde han grabado este Motel y de donde también han ido ascendiendo grupos como Belako o Lukiek. Este paralelismo no es casual: existe ya un sonido reconocible dentro de la escena post-punk surgida en diversos rincones de Euskal Herria. Un sonido marcado por bajos incisivos, energía desbordante y rabia juvenil, con letras que hablan de la vida cotidiana de una generación predestinada a pelear más para conseguir lo mismo que sus antecesores. “Kaleetan” es también el tema que más se acerca en su inicio a la dulzura del indie pop, con una guitarra juguetona y la colaboración vocal de Elene (de sus compañeros de escena Akëer). El cierre, con el grito colectivo de “¡Quiero volver a casa!”, parece destinado a ser uno de los momentos más coreados en sus presentaciones en directo.
Desde su mismo nombre, “Yo La Tengo” lanza una declaración de intenciones que delata su linaje directo con la emblemática banda de Hoboken. La canción se construye sobre un juego dinámico que alterna pasajes melódicos, guitarras afiladas y una batería cargada de épica. La voz, desdoblada con acierto, sigue fielmente los cánones del emo rock, haciendo de este tema uno de los mejores del lote. El EP concluye con “Motel”, un tema de casi siete minutos que condensa la esencia de la banda: De un indie rock más reposado, transita por pasajes de calma y culmina en un estallido de furia guitarrera.
En plena era de hegemonía de la música urbana, resulta reconfortante descubrir bandas como Norman Bates. Buscan ascender mientras que ayudan a crear escena. Nunca serán suficientes.
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