Tóxico
DiscosNo Quiero

Tóxico

7 / 10
Dave Blanco — 10-11-2025
Empresa — Oso Polita
Género — Rock

Hay bandas que nacen para los escenarios grandes, y No Quiero parece saberlo. Con “Tóxico”, su segundo álbum, la formación bilbaína da un paso al frente sin complejos: más ambición, más brillo, más músculo. Si “Monterey” ya dejaba entrever su potencial, este disco consolida una apuesta decidida por el pop-rock de gran formato, ese que pide a gritos ser coreado en festivales y salas amplias.

Desde el arranque, "Toma de Control" marca territorio. Hay un aire retro inevitable —ecos del pop patrio noventero—, pero con una pegada y una convicción que actualiza la fórmula sin nostalgias rancias. "Amarillo" engancha de inmediato: estribillo fácil, ritmo bailable y, debajo, letras con filo social. Esa dualidad entre energía contagiosa y mensaje incómodo define bien lo que es No Quiero: una banda que no renuncia a pensar mientras te hace saltar.

El disco respira bien porque sabe cuándo acelerar y cuándo frenar. "Sexy Jane" baja revoluciones sin perder intensidad emocional, mientras "Esos Años" introduce guitarras con guiño funk y un espíritu que remite tanto a Manolo García como al vecino Kerchak. La canción que da título al álbum, "Tóxico", vuelve a apretar: guitarras nerviosas, dinámicas cambiantes y una letra que habla de relaciones dañinas con honestidad, sin dramas. En el otro extremo, "Elisa" despliega una balada clásica, solo de guitarra incluido, demostrando que también saben moverse en registros reposados sin sonar impostados.

El tramo final mantiene el pulso. "Mentiras" retoma el estribillo pegadizo de "Amarillo", "Déjate Llevar" juega de nuevo con matices funk envueltos en una producción brillante y expansiva, y "La Verdad" cierra el círculo con un regreso al rock directo, sin aspavientos, apuntando a una evolución que va más allá de las etiquetas.

La producción es pulida, quizá demasiado en algunos momentos. Esa búsqueda del gran sonido resta algo de espontaneidad en ciertos pasajes, pero también es lo que dota al conjunto de coherencia y empaque. “Tóxico” no reinventa nada, pero tampoco lo pretende: es un trabajo honesto, sólido, que equilibra melodía y músculo, reflexión y energía sin perder el norte.

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