El hecho de que los integrantes de Serena Maneesh se metieran en una fría cueva a las afueras de Oslo para grabar las partes básicas de este nuevo álbum ya dice mucho del carácter underground del grupo y la oscura personalidad de su líder, Emil Nikolaisen. Anécdotas aparte, este segundo viaje al abismo del noise confirma que los chicos del norte siguen profundizando en la búsqueda de un sonido propio, apoyándose en influencias de sobra conocidas –quien tarde más de dos minutos en citar a My Bloody Valentine, que devuelva el disco– y aproximándose con destreza a terrenos cada vez más difíciles de alcanzar, por trillados. Bien transcurran por recovecos más reposados (“Melody For Jana” es casi una canción de cuna al lado de los temas que la escoltan), bien rasguen piedras contra las cuerdas de sus guitarras cavernarias, el disco entero se escucha de tirón gracias a lo compacto de la propuesta, apenas alterada por esa locura agitada llamada “D.I.W.S.W.T.T.D.”. Su último corte, “Magdalena”, podría servir de muestra amable para todos los públicos. La colaboración de Sufjan Stevens en varios cortes hace de perla blanca brillante, al fondo de la cueva.
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