Lo cierto es que, dentro de su linealidad y aparente banalidad, la música de Night Moves supura cierto encanto, con ese aire retro (y empecinado en apuntar sobre todo a los setenta) que manejan los de Minneapolis con la intención de tintar todas y cada una de las canciones que conforman el que ya es cuarto álbum del combo. Una entrega que, en la práctica, presenta escasas novedades con respecto a lo ofertado en títulos previos como fueron “Colored Emotions” (Domino, 12) y “Pennied Days” (Domino, 16).
Canciones de temática indie-pop y soft-pop que resuenan orgánicas y añejas, al ritmo que marca ese tipo de bonitas melodías que pueden resultar tan pegadizas como positivistas. La voz de John Pelant vuelve a lucir en primer plano, ejerciendo como guía de las propias canciones, once en total, que suponen un conjunto agradable aunque algo carente de nervio y trascendencia tácita. Un trazado en el que aparecen “Daytona”, el acercamiento soul de “State Sponsored Psychosis”, “Hold On To Tonight”, la inicial “Trying To Steal A Smile”, el single “Ring My Bell” o “This Time”.
“Double Life” es una de esas obras cuya escucha no incomoda, pero que, exprimida en numerosas vueltas adicionales, resulta incapaz de generar sensaciones alejadas de las iniciales. Es el gran escollo de un disco bien construido, accesible y con algunos temas solventes... pero limitado cuando de apuntar más lejos se trata. Un bagaje que puede antojarse escaso atendiendo a los seis años de silencio acontecidos desde que viera la luz “Can You Really Find Me” (Domino, 19), el que fuera trabajo previo del cuarteto.
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