Tranquilamente se puede hablar del regreso, al menos discográfico, del grupo Naica, tras un paréntesis que, entre unas cosas y otras, les ha tenido silenciados siete años. De igual manera podrá convenirse que este su cuarto álbum exhibe de inicio una mayor ambición creativa y una producción más calculada, para la que han contado por primera vez con la colaboración externa de Joseba B. Lenoir y Miren Narbaiza "MICE", quienes también participan puntualmente, desde su estudio de Durana, con guitarras y coros. Y ya que estamos en este capítulo, destacar también la intervención de su paisana Miren Iza "Tulsa" en una canción.
Aunque accidentalmente nace en Nueva York como dúo en 2010, Naica (NAIa Mandaluniz y Carlos Noain) está unido a Hondarribi, y más en concreto al colectivo Psilocybe, del que ya formaba parte Santi Noain, batería, saxo y letrista del grupo, hace tres décadas. Algo que permanece es su tendencia a titular en latín, "Saturnalia" (2014) y "Rara avis" (2017) fueron su segundo y tercer disco. "Nemo propheta in patria" el actual. Un poco como reflexión al dicho de que nadie es profeta en su tierra, y otro poco en honor al barco de un arquitecto finlandés referencial para ellos (dos son arquitectos).
La patria de Naica es ancha, si lo tomamos como el lienzo artístico donde colocan sus sonoridades, referencias y alusiones. Pero ese mismo propósito de estilo, o más bien de cruce de ellos, achica su potencial audiencia. Nada que no sufran tantos y tantos artistas que no se contentan con los géneros dictados. La inicial "Sólo los amantes sobreviven" tiene la sensibilidad profunda de aquel Robert Wyatt trágico con una inyección de Sr. Chinarro. "Cabeza zumbadora" se contagia del brío atónito de un shoegaze al que le entra el sol por la ventana. Nos movemos en una especie de postpop guitarrero, que se crece con bellos y trabajados arreglos de piano, órgano, saxo o clarinete. Contrapuntos al crescendo en espiral de "Omnívoro", o el fantasmágorico math rock de "Perro como perro".
"Prehistoria que tendrá el futuro", que es donde interviene como segunda voz Tulsa, se sostiene en un armazón de guitarras, que de repente se interrumpen con un clarinete bajo para enlazar con una hermosa melodía final y el ángel de la voz de Miren Iza, adaptando al escritor chino del s. XX Ai Qing. Sobresaliente todo. "Erretako bideak", única en euskera, adapta también un texto del local Garikoitz Garaialde Etxaburu, mientras en el lado musical explota con voces y guitarras a lo Slowdive. Algo que sucede otra vez en "Sell it all", para finalmente desembocar en la serenidad de "Ama", lírico colofón a un álbum merecedor de una atenta escucha.
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