El que es undécimo disco de estudio de Murder By Death parece que quedará también como su canto del cisne, tan anunciar la banda de Indiana que este sería el último álbum de una carrera que empezó hace ahora casi un cuarto de siglo con “Like The Exorcist, But More Breakdancing” (Eyeball, 02). Una circunstancia que bien podría haber transcendido la misma anécdota hasta empapar estas nuevas canciones, atendiendo a esa preferencia por espacios melancólicos, meditados y, por momentos, casi desérticos que tienden a rematar cada parte de una referencia que, en efecto, resuena a despedida.
Un conjunto con mayoría de medios tiempos que transitan entre rock pausado, americana sentida y evidentes acercamientos al alt-country, sugiriendo a su paso tormentas de arena, bares en medio de la nada y tragos de whisky. Fuera como fuese, lo cierto es que los diferentes elementos lucen de manera adecuada a lo largo y ancho del presente “Egg And Dart”, con el grupo ejecutando una serie de canciones que convencen sin dificultad. Tanto en su sentimiento implícito, como a través de unas formas que respetan esos parámetros estilísticos de obligado cumplimiento en torno a los que se sitúa la referencia.
Un clasicismo evidente que la formación capitaneada por Adam Turla y Sarah Balliet sabe interpretar con elegancia, seguridad y pulso firme, hasta dar de paso una bonita colección de temas entre los que no hay claros destacados, solo piezas que apuntalan el conjunto. “Egg And Dart” es un disco trazado con palpable calma y pensando para una degustación en idénticas condiciones que, si en efecto significa el punto y final de Murder By Death, habrá dejado un buen sabor de boca acorde a toda la trayectoria del grupo norteamericano. Un bagaje al que, en pleno ejercicio retrospectivo, poco o nada cabría reprochar.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.