Reconvertido en cuarteto, el grupo getxotarra Monos publica el álbum "Lo invisible", su quinta referencia entre eps y lps, siempre desde la autoedición, tras “Estaçao Planetaria”, "Encore", "Volveremos a decirte hola" y "Mitoral", en alrededor de una década de vida, y donde puntalmente contaron con las colaboraciones de Cristina Martínez de El Columpio Asesino o Deu Txakartegi de WAS.
"Lo invisible", que comenzaron a grabar antes de la pandemia en el estudio El Tigre como los anteriores, y terminaron en Tio Pete con José Lastra, les muestra en plena encrucijada, sin saber quizá muy bien a qué carta quedarse. "Cada vez sabemos menos sobre la procedencia de las cosas que hacemos. Básicamente, tratar de profundizar en nuestra esencia, sin planes ni metas. Una esencia que no podemos definir pero que sentimos claramente como una presencia estable, invisible e inteligente por si misma". Pues la verdad es que autodefinen bastante bien su tendencia a una elocuente falta de determinación, y quizá la esencia de esa su creación, se debata entre un firmamento de atmósferas vaporosas y cierta afectación sombría.
En "Neuman" por ejemplo hay un loable intento por crear crescendos de interés, mientras "Parque" ofrece sin duda, su mayor logro, una canción envolvente y narcótica que mantiene su elegante delicadeza hasta el final y un misterio que puede enlazar con eso que empiezan a llamar nightmare pop como oscuro reverso del dream pop. Pero después resbalan con canciones demasiado probadas ya, como "Laboratorio" o el guitarreo de "Lo invisible". "LLaves" sube de nuevo el nivel, pero desde otro estadio musical. Lo mismo sucede con "Billie", un reingreso a las guitarras tinteneantes de los 90, mientras "Naia" prueba en esa línea nebulosa que creo encauzan mejor. Por resumir, hay ideas en Monos, y sin conocerles personalmente, me atrevería a decir que están en disposición de crearse y empezar a creerse esas metas que dicen no perseguir.
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