Por la puesta en escena pseudo-glammy de sus conciertos, por haber sido rebautizados como los Turbonegro hispanos entre parte de su audiencia, por ser aclamados desde uno de los foros más populares entre los internautas rockeros de este país y, por supuesto, por un primer disco que recibió alguna que otra crítica entusiasta, Torazinas es uno de esos grupos que ya lleva tiempo dando que hablar en ciertos círculos.
Llegado ahora el momento de encarar su segundo trabajo, los de Reus (Tarragona) se nos muestran tan transgresores como cabía esperar de ellos. El título del disco pone sobre aviso, un curioso diálogo a modo de introducción del primer tema (el explícito "Todo rapado") dispara la adrenalina y la visceralidad instrumental, unida a la suciedad del resto de las letras, cierra el circulo. No es más que otra forma de expresión de la actitud punk de toda la vida, sin florituras ni sorpresas, pero también con las ideas claras y, suponemos, los pies en el suelo. Sólo resta decir que, efectivamente, son deudores de Turbonegro como se ha apuntado, pero no se quedan ahí y saben adoptar también perfiles distintos del de los noruegos. El mejor ejemplo: una acertada versión del conocido "Call Me" de Blondie.
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