Los Boss Martians nos han dejado tirados. A los amantes del surf y el garaje me refiero. El cuarteto de Seattle, cambio de sección rítmica incluido, se ha pasado al rock. De cabeza. Con un esperanzador y remoto aire a lo que pudieron hacer en momentos Question Mark & The Mysterians (por el Hammond) o los primeros Stranglers, pero también, lamentablemente, con muchos de los tics del rock americano, especialmente algún que otro molesto punteo fuera de lugar.
La energía la mantienen y la fuerza power-pop también. Su cuarto álbum les va a meter en los circuitos comerciales alternativos pero los que habíamos disfrutado de aquel anterior “Move!” nos quedamos un poco mustios. Porque cuando alguna canción hace pensar en Bob Seeger & The Silver Bullet Band o en el John Cougar más obvio... no vamos del todo bien. Conservando la pegada (más en las partes power, fantástica “Dreamin´ In Stereo”), han perdido personalidad. Es lo que tiene tanto insistir en que el rock ha vuelto: que van algunos, se lo creen y dejan de hacer cosas que dominaban. Al menos, los amantes del rock americano y guitarrero en estado puro tienen una nueva buena banda por descubrir. Perdónenme el chiste obvio, pero supongo que Nick Contento estará... eso.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.